Autorretratos: ¿Nuestro mayor miedo?
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, 13/08/09 at 10:00:14 (9847 Visitas)
Tal vez una categoría que menos tocan los fotógrafos son los autorretratos. Sí, es cuando dejas de mirar por el visor, y te pones ante el objetivo. Unos no lo hacen por vergüenza, otros porque piensan que no valen para ello.
Hace más de un año, en una de esas tardes que no tienes nada que hacer, decidí coger mi cámara, unos flexos y una cartulina de fondo para hacerme una foto. El resultado es el que veis al principio del artículo. Poco a poco me di cuenta que ponerse delante de la cámara no estaba mal, y seguí haciendo más en las siguientes semanas.
El equipo usado en esos tiempos era bastante limitado. Usaba una 400D, con un sigma 17-70, y pequeñas lámparas de escritorio como iluminación junto con un reflector casero hecho a base de cartón y papel de aluminio. El resultado me gustaba, y sinceramente, hacer el cabra delante de la cámara me encantaba.
Desde el principio pensé que si iba a seguir haciéndome fotos, sería algo distinto a lo típico. Retratos que susciten humor, y que sean de calidad.
Como noté que me gustaba hacer lo que hacía, en agosto del año pasado empecé el proyecto 365 en flickr. Consiste en hacerse un autorretrato cada día durante un año. Era un proyecto apasionante, a la vez que peligroso. No repetirse, no aburrir, no cansarse, llegar a tiempo, etc.
Mi equipo para entonces ya mejoró, usando una 40D con el excepcional tamron 17-50. Usaba una ventana con luz natural y un reflector al otro lado para iluminar las tomas.
Poco a poco fueron surgiendo ideas, y el miedo a los autorretratos desapareció. Hacerlo relajaba, y muchas veces podías mostrar algún lado oculto de tu interior (¿quién no hace el cabra cuando está a solas?).
Por otra parte, noté que cuando mejor me encuentro haciéndome fotos, es estando a solas. Me preparo el equipo, me pongo en la situación de la foto, y aprieto el disparador. Tal vez cuando hay personas delante, a uno le entra miedo, o vergüenza, y para mí la foto ya no queda natural.
A partir de agosto del pasado año, fui haciéndome fotos casi cada día. Hubo días en los que uno no tenía ni la más remota idea de qué hacer, o igual no tenía tiempo. Hay que reconocer que algunos días subí fotos que no hice el mismo, pero espero que se me perdone. En cambio, la mayoría de veces se me iban ocurriendo ideas, muchas veces sin sentido, rozando lo estúpido. Tirarse un vaso de agua a la cara mientras aprietas el disparador, o meter la cabeza en la bañera bajo el agua mientras la cámara está en una caja de plastico debajo no es tan descabellado.
Actualmente, me queda una semana para acabar el proyecto, y sinceramente, aún no sé cómo será el final. Pero lo que sí sé, es que han cambiado muchos de mis conceptos sobre los autorretratos. Con una cámara, un objetivo, y un disparador puedes llevar tu imaginación hasta límites muy lejanos. No hay que preocuparse por el equipo, ni por las circunstancias.