REDDRAGON
07/01/09, 23:00:39
Hola amigos, debido a lo que a continuación os expondré el título original de este hilo iba a ser "Retrato de una obsesión". Sin embargo, y para evitar posibles malos entendidos he decidido que este otro título es más apropiado para lo que quiero compartir con vosotros.
Todos sabemos que la llegada de la era digital ha traido bastantes y muy buenas posibilidades en lo que a la fotografía se refiere. A posibilidades creativas y también a una "teórica reducción de gastos" al no tener que gastarse dinero en carretes, revelados o copias impresas puesto que podemos almacenarlas en el disco duro o en cd's. Pero mucho me temo que, en mi opinión, no es oro todo lo que reluce. A ver, me explico:
Hace unos años, cuando la fotografía dominante y exclusiva era la analógica, teníamos cámaras reflex (pasaré por alto los demás fomatos para no extenderme demasiado en el tema), las cuales necesitaban de un formato, un medio físico y químico en parte para poder registrar las imágenes. Todos hemos usado o si no visto en el caso de los más jóvenes aquellos carretes de 12, 24 o 36 fotos que se enrollaban dentro del interior de la cámara y que al accionar el disparador eran expuestos a la luz para poder registrar así la fotografía. Lógicamente (y dejando a un lado las películas polaroid) no podíamos ver el resultado de la fotografía que habíamos tomado hasta que no revelásemos el carrete, y para ello debíamos esperar a terminar el mismo y llevarlo a un laboratorio para que nos los "revelasen" y nos dieran las copias impresas. Sólo entonces sabíamos si nuestros esfuerzos, si la ilusión que habíamos depositado sobre aquellas fotos había dado su fruto o si algunas de aquellas fotos estaban sub o sobre expuestas, si habían salido o no dentro de foco, si habíamos conseguido captar el momento adecuado, esa atmósfera que queríamos o si por el contrario había quedado mal.
En cualquier caso, era otro mundo. Recuerdo perfectamente cómo el tiempo solía pasar como más despacio pues te parabas a estudiar la escena, hacer la composición, a buscar el encuadre más adecuado y el formato más apropiado para la escena. Medias la luz una, dos o incluso varias veces para calcular el mejor resultado. Aveces, pues no te fiabas mucho de los exposímetros incorporados, hacías mediciones con un exposímetro de mano (yo usaba un polaris) y así te asegurabas una exposición lo más correcta posible, evitando así posibles sub o sobre exposiciones debido a las diferencias de reflexión de la luz de las distintas superficies. Recuerdo incluso cómo, salvo que tuvieses que hacer la foto lo más rápido posible pues si no la perdías (eran los menos casos), pues recuerdo cómo aveces te tomabas minutos en tomar una sóla foto pues la analizabas la excena desde los distintos ángulos y porque no tenías prisa. Tenías claro que las películas (sobretodo las de buena calidad) eran caras y que los revelados y positivados aun más, así que no podías permitirte el lujo de desperdiciar una foto al estilo "aquí te pillo, aquí te mato" pues tan sólo tenías un máximo de 36 fotográmas con uno de aquellos carretes. Imaginad lo que supondría que sólo pudiésemos hacer 36 fotos con nuestras cámaras digitales, sin poder ver el resultado al instante, sin poder borrarlas y repetirlas a placer y que encima tuviésemos que llevar las tarjetas a un laboratorio o similar para que nos mostrasen el resultado de nuestros esfuerzos.
Algunos puede que estas alturas estén pensando (sobretodo los más jóvenes):"pues vaya mierda, no me atrae nada ese origen ni de coña". En tal caso dejad que os diga: "Yo anhelo esos días, esos orígenes que tantas alegrías me dió y que tanto me aportó". Bueno, dejad que me explique y veréis como muchos de vosotros, aquellos que venís del mundo analógico como yo, me entendéis a la perfección:
Yo me inicié en esto de la fotografía allá por el 1990, en aquella época me compré mi primera reflex, una Minolta X300-s con un objetivo 28-70 macro y un 70-210 como tele. No tenía ni idea pero aprendí pontro pues me apasionaba este mundo y porque me empeñé por todos los medios en aprender todo lo que pudiera. Me compré el gran libro de la fotografía de Kodak (un gran libro), me agencié de una enciclopedia de fotografía de 8 tomos (fascículo a fascículo. dos años que me tiré coleccionando) e incluso hice un curso de fotografía y revelado en blanco y negro. Ni que decir tiene que esos fueron los mejores años en lo que a creatividad se refiere. Aun recuerdo con qué ganas cogía la cámara y hacía fotos. Por supuesto ni me preocupaba del rápido autofocus pues no lo tenía al ser una cámara analógica, ni me preocupaba del número de puntos de enfoque pues no tenía ninguno, sólo una pantalla de enfoque partido y tampoco me importaban las aberraciones cromáticas ni pollas en vinagre pues ni siquiera sabía qué diablos era eso. De hecho no oí ese término hasta que no llegué a este foro hace algunos años. Yo tan sólo miraba por aquel visor (uno de verdad, y no estos de juguete que tenemos en nuestras cámaras), componía, pensaba en lo que quería hacer y, click, foto hecha. Y si tenía que tomarme varios minutos hasta apretar el disparador pues no pasaba nada, solía tener tiempo. Unos años más tarde, y puesto que mis conocimientos de fotografía habían aumentado significativamente y la Minolta se me había quedado pequeña, me pasé a Canon. Me compré una Eos 100, con un 28-80 usm y un 75-300 (no IS). Con esta cámara, también analógica, hice aun mejores ya que el sistema de medición de luz era mucho más fiable y también el autofocus me ayudaba un poco en las condiciones de poca luz. Años más tarde me compré mi amada y añorada Eos 3. Joder, qué pasada de cámara. Sigo pensando que es la mejor cámara que jamás he tenido hasta la fecha: 45 puntos de enfoque, todos controlados con la vista, medición puntual y multipuntual para una mejor y más precisa exposición, 7 fps, empuñadura opcional PB-E2 integrada en el cuerpo como en las actuales 1D y 1Ds (esa sí que era una verdadera empuñadura pro y no las porquerías que tenemos ahora en las series no pro de Canon), cuerpo casi sellado por completo, robusto y un visor... puff, qué pasada de visor. Aunque no tenía una cobertura del 100%, mirabas a través de él y veías todo claro y luminoso. Hoy miras a través del visor de una cámara no pro y... jeje, ya me entendéis. Anda que no varía nada. En fin, ese fue el climax fotográfico para mi. Mi creatividad llegó al máximo nivel y disfrutaba como un enano. Recuerdo que por aquella época tenía una libreta en cuya cubierta tenía una etiqueta que decía: "fotos para hacer algún día..." En ella iba apuntando todas las ideas, todo ese brainstorming que aveces me inundaba la cabeza para ponerlas luego en práctica más tarde. Ay, qué tiempos aquellos.
Pero llegó la era digital, trajo algunas ventajas, algunas mejoras, como la posibilidad de ver las fotos de forma inmediata, el poder hacer las fotos que quisieras y borrarlas a placer si no nos gustaban, el poder pasarlas al ordenador y retocarlas cuanto quisiéramos hasta dejaslas como nosotros queríamos. En fin, todo eso eran y son enormes ventajas, sin lugar a dudas. Pero con ello llegaron también los problemas. Vinieron el ruido (qué coño, el grano de toda la vida) pero además un ruido llamado "cromático" típico de los sensores digitales y muy molesto. Llegaron las aberraciones cromáticas (al menos yo no conocí dicho término hasta que me metí en el mundo digital y entré en este foro. Hasta entonces era un feliz ignorante al que jamás le preocupó nada de eso). Y empezaron los recortes de angulares, y los factores de recorte, y el tener que cambiar de lentes porque muchas de las que yo tenía ya no me funcionaban bien en el digital. Y empezó mi declibe. Durante años me he ido preocupando, obsesionando más bien, por el tema del ruido, de las aberraciones cromáticas y la perdida de calidad de imagen al ser un sensor menor en tamaño y menor resolución al de un equivalente de 35mm que ya no sé si cómo hacer una puñetera foto en condiciones. Desde hace algún tiempo miro a través del visor de la cámara y no pienso en la composición, en el encuadre, en la iluminación y cosas por el estilo. No, muchas veces me pongo a pensar en el ruido y en la nitidez de la imagen, en los colores que lograré y cosas por el estilo. Muchas veces me sorprende mi total y absoluta falta de inspiración para poder hacer una buena foto. Y es que ya sabemos, si te falta la inspiración... mejor déjalo y haz otra cosa porque de seguro no lograrás una buena foto por mucho que lo intentes. Ni que decir tiene que hace años que no uso mi viejo cuaderno de ideas y proyectos, y eso es muy significativo.
Por ese motivo, y para acabar con este tostón que os acabo de soltar, he hecho el siguiente deseo para este año en lo que a fotografía se refiere: Pido a este año que mi sequía, mi falta de impiración desaparezca. Regresar a mis orígenes en los que de verdad hacía fotos, que contaba historias, que tenían un verdadero sentido, y que mi única preocupación sea la de disfrutar como lo hacía antes con la fotografía. Que mi obsesión por el ruido, por las aberraciones cromáticas y por el equipo perfecto desaparezcan de una vez por todas".
En fin, qué os puedo decir, si os he revelados mis inquietudes es porque estoy seguro de que más de uno se encuentra en mi misma situación y no acaba de entender el por qué. Bueno amigos, dejemos a un lado el equipo perfecto, esa cámara perfecta (que no existe) y ese juego de lentes perfectas (que tampoco existen) para empezar a usar de verdad y sacarles partido a los equipos que mucho de nosotros tenemos y que en muchos casos está muy por encima de nuestras necesidades reales. Sólo así empezaremos a disfrutar de verdad de la fotografía. Dejemos ya de obsesionarnos con las reviews, comparativas y comentarios de las gente (en algunos casos totalmente fueras de lugar) sobre si tal o cual cámara es mejor que esta o que aquella o si tal o cual lente tiene más o menos aberraciones cromáticas y pamplinas de esas. Sería bueno visitar verdaderos foros de fotografías, donde de verdad se hacen y se muestran fotos, donde de verdad se puede uno inspirar y luego poner en práctica aquello que nos apetezca. Sólo así creo que podremos hacer mejores fotos y sentirnos de verdad orgullos de nuestros trabajos.
Pido disculpas por este post tan enorme pero, de verdad, tenía tanto que decir y tanto que no he dicho por no extenderme demasiado, que he querido compartir con vosotros estos pensamientos. De verdad, si has llegado hasta esta línea y te has leído todo el post... puff, de verdad, lo tuyo tiene mérito... :-)
Venga, señores, amigos de afición, os deseo un feliz y próspero 2009, lleno de gran inspiración y que ojalá disfrutéis como enanos de esta afición tan gratificante en ocasiones.
Un saludo :wink:
P.D: Quizás a alguno le pueda interesar este enlace www.photo.net
Todos sabemos que la llegada de la era digital ha traido bastantes y muy buenas posibilidades en lo que a la fotografía se refiere. A posibilidades creativas y también a una "teórica reducción de gastos" al no tener que gastarse dinero en carretes, revelados o copias impresas puesto que podemos almacenarlas en el disco duro o en cd's. Pero mucho me temo que, en mi opinión, no es oro todo lo que reluce. A ver, me explico:
Hace unos años, cuando la fotografía dominante y exclusiva era la analógica, teníamos cámaras reflex (pasaré por alto los demás fomatos para no extenderme demasiado en el tema), las cuales necesitaban de un formato, un medio físico y químico en parte para poder registrar las imágenes. Todos hemos usado o si no visto en el caso de los más jóvenes aquellos carretes de 12, 24 o 36 fotos que se enrollaban dentro del interior de la cámara y que al accionar el disparador eran expuestos a la luz para poder registrar así la fotografía. Lógicamente (y dejando a un lado las películas polaroid) no podíamos ver el resultado de la fotografía que habíamos tomado hasta que no revelásemos el carrete, y para ello debíamos esperar a terminar el mismo y llevarlo a un laboratorio para que nos los "revelasen" y nos dieran las copias impresas. Sólo entonces sabíamos si nuestros esfuerzos, si la ilusión que habíamos depositado sobre aquellas fotos había dado su fruto o si algunas de aquellas fotos estaban sub o sobre expuestas, si habían salido o no dentro de foco, si habíamos conseguido captar el momento adecuado, esa atmósfera que queríamos o si por el contrario había quedado mal.
En cualquier caso, era otro mundo. Recuerdo perfectamente cómo el tiempo solía pasar como más despacio pues te parabas a estudiar la escena, hacer la composición, a buscar el encuadre más adecuado y el formato más apropiado para la escena. Medias la luz una, dos o incluso varias veces para calcular el mejor resultado. Aveces, pues no te fiabas mucho de los exposímetros incorporados, hacías mediciones con un exposímetro de mano (yo usaba un polaris) y así te asegurabas una exposición lo más correcta posible, evitando así posibles sub o sobre exposiciones debido a las diferencias de reflexión de la luz de las distintas superficies. Recuerdo incluso cómo, salvo que tuvieses que hacer la foto lo más rápido posible pues si no la perdías (eran los menos casos), pues recuerdo cómo aveces te tomabas minutos en tomar una sóla foto pues la analizabas la excena desde los distintos ángulos y porque no tenías prisa. Tenías claro que las películas (sobretodo las de buena calidad) eran caras y que los revelados y positivados aun más, así que no podías permitirte el lujo de desperdiciar una foto al estilo "aquí te pillo, aquí te mato" pues tan sólo tenías un máximo de 36 fotográmas con uno de aquellos carretes. Imaginad lo que supondría que sólo pudiésemos hacer 36 fotos con nuestras cámaras digitales, sin poder ver el resultado al instante, sin poder borrarlas y repetirlas a placer y que encima tuviésemos que llevar las tarjetas a un laboratorio o similar para que nos mostrasen el resultado de nuestros esfuerzos.
Algunos puede que estas alturas estén pensando (sobretodo los más jóvenes):"pues vaya mierda, no me atrae nada ese origen ni de coña". En tal caso dejad que os diga: "Yo anhelo esos días, esos orígenes que tantas alegrías me dió y que tanto me aportó". Bueno, dejad que me explique y veréis como muchos de vosotros, aquellos que venís del mundo analógico como yo, me entendéis a la perfección:
Yo me inicié en esto de la fotografía allá por el 1990, en aquella época me compré mi primera reflex, una Minolta X300-s con un objetivo 28-70 macro y un 70-210 como tele. No tenía ni idea pero aprendí pontro pues me apasionaba este mundo y porque me empeñé por todos los medios en aprender todo lo que pudiera. Me compré el gran libro de la fotografía de Kodak (un gran libro), me agencié de una enciclopedia de fotografía de 8 tomos (fascículo a fascículo. dos años que me tiré coleccionando) e incluso hice un curso de fotografía y revelado en blanco y negro. Ni que decir tiene que esos fueron los mejores años en lo que a creatividad se refiere. Aun recuerdo con qué ganas cogía la cámara y hacía fotos. Por supuesto ni me preocupaba del rápido autofocus pues no lo tenía al ser una cámara analógica, ni me preocupaba del número de puntos de enfoque pues no tenía ninguno, sólo una pantalla de enfoque partido y tampoco me importaban las aberraciones cromáticas ni pollas en vinagre pues ni siquiera sabía qué diablos era eso. De hecho no oí ese término hasta que no llegué a este foro hace algunos años. Yo tan sólo miraba por aquel visor (uno de verdad, y no estos de juguete que tenemos en nuestras cámaras), componía, pensaba en lo que quería hacer y, click, foto hecha. Y si tenía que tomarme varios minutos hasta apretar el disparador pues no pasaba nada, solía tener tiempo. Unos años más tarde, y puesto que mis conocimientos de fotografía habían aumentado significativamente y la Minolta se me había quedado pequeña, me pasé a Canon. Me compré una Eos 100, con un 28-80 usm y un 75-300 (no IS). Con esta cámara, también analógica, hice aun mejores ya que el sistema de medición de luz era mucho más fiable y también el autofocus me ayudaba un poco en las condiciones de poca luz. Años más tarde me compré mi amada y añorada Eos 3. Joder, qué pasada de cámara. Sigo pensando que es la mejor cámara que jamás he tenido hasta la fecha: 45 puntos de enfoque, todos controlados con la vista, medición puntual y multipuntual para una mejor y más precisa exposición, 7 fps, empuñadura opcional PB-E2 integrada en el cuerpo como en las actuales 1D y 1Ds (esa sí que era una verdadera empuñadura pro y no las porquerías que tenemos ahora en las series no pro de Canon), cuerpo casi sellado por completo, robusto y un visor... puff, qué pasada de visor. Aunque no tenía una cobertura del 100%, mirabas a través de él y veías todo claro y luminoso. Hoy miras a través del visor de una cámara no pro y... jeje, ya me entendéis. Anda que no varía nada. En fin, ese fue el climax fotográfico para mi. Mi creatividad llegó al máximo nivel y disfrutaba como un enano. Recuerdo que por aquella época tenía una libreta en cuya cubierta tenía una etiqueta que decía: "fotos para hacer algún día..." En ella iba apuntando todas las ideas, todo ese brainstorming que aveces me inundaba la cabeza para ponerlas luego en práctica más tarde. Ay, qué tiempos aquellos.
Pero llegó la era digital, trajo algunas ventajas, algunas mejoras, como la posibilidad de ver las fotos de forma inmediata, el poder hacer las fotos que quisieras y borrarlas a placer si no nos gustaban, el poder pasarlas al ordenador y retocarlas cuanto quisiéramos hasta dejaslas como nosotros queríamos. En fin, todo eso eran y son enormes ventajas, sin lugar a dudas. Pero con ello llegaron también los problemas. Vinieron el ruido (qué coño, el grano de toda la vida) pero además un ruido llamado "cromático" típico de los sensores digitales y muy molesto. Llegaron las aberraciones cromáticas (al menos yo no conocí dicho término hasta que me metí en el mundo digital y entré en este foro. Hasta entonces era un feliz ignorante al que jamás le preocupó nada de eso). Y empezaron los recortes de angulares, y los factores de recorte, y el tener que cambiar de lentes porque muchas de las que yo tenía ya no me funcionaban bien en el digital. Y empezó mi declibe. Durante años me he ido preocupando, obsesionando más bien, por el tema del ruido, de las aberraciones cromáticas y la perdida de calidad de imagen al ser un sensor menor en tamaño y menor resolución al de un equivalente de 35mm que ya no sé si cómo hacer una puñetera foto en condiciones. Desde hace algún tiempo miro a través del visor de la cámara y no pienso en la composición, en el encuadre, en la iluminación y cosas por el estilo. No, muchas veces me pongo a pensar en el ruido y en la nitidez de la imagen, en los colores que lograré y cosas por el estilo. Muchas veces me sorprende mi total y absoluta falta de inspiración para poder hacer una buena foto. Y es que ya sabemos, si te falta la inspiración... mejor déjalo y haz otra cosa porque de seguro no lograrás una buena foto por mucho que lo intentes. Ni que decir tiene que hace años que no uso mi viejo cuaderno de ideas y proyectos, y eso es muy significativo.
Por ese motivo, y para acabar con este tostón que os acabo de soltar, he hecho el siguiente deseo para este año en lo que a fotografía se refiere: Pido a este año que mi sequía, mi falta de impiración desaparezca. Regresar a mis orígenes en los que de verdad hacía fotos, que contaba historias, que tenían un verdadero sentido, y que mi única preocupación sea la de disfrutar como lo hacía antes con la fotografía. Que mi obsesión por el ruido, por las aberraciones cromáticas y por el equipo perfecto desaparezcan de una vez por todas".
En fin, qué os puedo decir, si os he revelados mis inquietudes es porque estoy seguro de que más de uno se encuentra en mi misma situación y no acaba de entender el por qué. Bueno amigos, dejemos a un lado el equipo perfecto, esa cámara perfecta (que no existe) y ese juego de lentes perfectas (que tampoco existen) para empezar a usar de verdad y sacarles partido a los equipos que mucho de nosotros tenemos y que en muchos casos está muy por encima de nuestras necesidades reales. Sólo así empezaremos a disfrutar de verdad de la fotografía. Dejemos ya de obsesionarnos con las reviews, comparativas y comentarios de las gente (en algunos casos totalmente fueras de lugar) sobre si tal o cual cámara es mejor que esta o que aquella o si tal o cual lente tiene más o menos aberraciones cromáticas y pamplinas de esas. Sería bueno visitar verdaderos foros de fotografías, donde de verdad se hacen y se muestran fotos, donde de verdad se puede uno inspirar y luego poner en práctica aquello que nos apetezca. Sólo así creo que podremos hacer mejores fotos y sentirnos de verdad orgullos de nuestros trabajos.
Pido disculpas por este post tan enorme pero, de verdad, tenía tanto que decir y tanto que no he dicho por no extenderme demasiado, que he querido compartir con vosotros estos pensamientos. De verdad, si has llegado hasta esta línea y te has leído todo el post... puff, de verdad, lo tuyo tiene mérito... :-)
Venga, señores, amigos de afición, os deseo un feliz y próspero 2009, lleno de gran inspiración y que ojalá disfrutéis como enanos de esta afición tan gratificante en ocasiones.
Un saludo :wink:
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