Roth
26/11/06, 01:57:07
http://www.canonistas.com/foro/album_pic.php?pic_id=23358
Impresionante documento grafico captado por un bombardero japones, muestra al Yorktown acosado por la aviacion japonesa (JWF)
LA BATALLA DE MIDWAY 4
El primer portaviones japonés alcanzado fue el Soryu. A las 10,25 una primera bomba de 500 kilos lanzada desde 800 metros, perforó el puente de vuelo delante de la “isla” y exploto en el hangar, donde todavía serpenteaban las gruesas mangueras de combustible.
Casi de inmediato se desató el incendio avivado por la velocidad del buque, las llamas salieron a la cubierta por el hueco de los ascensores, arrancados de cuajo por la explosión. Un Zero que estaba despegando fue lanzado al mar.
El fuego se propagó rápidamente a todos los aviones alineados en cubierta, alimentando un gigantesco incendio que envolvió al navío.
Al Kaga le alcanzaron sobre las 10.28 cuatro bombas que arrasaron la cubierta. Dos de ellas hicieron explosión en el hangar, destruyendo todos los aviones cargados de explosivos y carburantes, el fuego alcanzó rápidamente los montones de bombas alineados contra las paredes creando una enorme explosión.
El Akagi fue alcanzado solo por dos bombas, que al parecer no tocaron los órganos vitales del buque, pero dos minutos mas tarde hicieron explosión al mismo tiempo todas las bombas y los torpedos almacenados en el hangar.
Ríos de carburante en llamas serpenteaban en todas direcciones, infiltrándose en el interior del navío a través de las brechas abiertas por las bombas.
Marineros que arrastraban detrás lenguas de fuego corrían lanzando gritos antes de caer carbonizados.
El comandante Aoki, dándose cuenta de la situación desesperada en la que se encontraba el buque, insistió para que el almirante Naguno transfiriese su insignia a otro, pero parecía que este no veía las destrucciones reales e hicieron falta las exhortaciones insistentes de su Estado Mayor para que aceptara embarcarse en el crucero ligero Nagara a las 10, 46.
Tres minutos. Tres minutos fatales.
A las 10,25 el Japón estaba ganando la segunda guerra mundial, dispuesto a convertirse en una superpotencia de dimensiones planetarias: a las 10,28 habían perdido la mayor parte de sus posibilidades.
Los tres minutos de Midway dejaron como atontado al almirante Naguno y todo el Estado Mayor imperial se quedo de piedra cuando la noticia llego a Tokio.
La armada mas fuerte que surcara nunca las aguas del océano Pacifico había sufrido una perdida absoluta en su potencia y en sus ambiciones, y ahora los restos humeantes de un sueño ya irrealizable se iban a la deriva en una larga y dolorosa agonía.
La mitad de la flota japonesa de portaviones, había quedado destruida.
De los cuatro que Yamamoto le había confiado a Naguno, solo el Hiryu había quedado intacto a algunas millas de distancia del lugar, con sus 68 aviones listos para despegar.
Hacia las 11, algunos aviones norteamericanos señalaron la presencia de este cuarto portaviones que hasta entonces no había sido descubierto.
El almirante Fletcher mandó levantar el vuelo a algunos Wildcat para que le localizaran,
Pero poco después, el radar del Yorktown señaló que una nube de aviones japoneses se aproximaba.-
Impresionante documento grafico captado por un bombardero japones, muestra al Yorktown acosado por la aviacion japonesa (JWF)
LA BATALLA DE MIDWAY 4
El primer portaviones japonés alcanzado fue el Soryu. A las 10,25 una primera bomba de 500 kilos lanzada desde 800 metros, perforó el puente de vuelo delante de la “isla” y exploto en el hangar, donde todavía serpenteaban las gruesas mangueras de combustible.
Casi de inmediato se desató el incendio avivado por la velocidad del buque, las llamas salieron a la cubierta por el hueco de los ascensores, arrancados de cuajo por la explosión. Un Zero que estaba despegando fue lanzado al mar.
El fuego se propagó rápidamente a todos los aviones alineados en cubierta, alimentando un gigantesco incendio que envolvió al navío.
Al Kaga le alcanzaron sobre las 10.28 cuatro bombas que arrasaron la cubierta. Dos de ellas hicieron explosión en el hangar, destruyendo todos los aviones cargados de explosivos y carburantes, el fuego alcanzó rápidamente los montones de bombas alineados contra las paredes creando una enorme explosión.
El Akagi fue alcanzado solo por dos bombas, que al parecer no tocaron los órganos vitales del buque, pero dos minutos mas tarde hicieron explosión al mismo tiempo todas las bombas y los torpedos almacenados en el hangar.
Ríos de carburante en llamas serpenteaban en todas direcciones, infiltrándose en el interior del navío a través de las brechas abiertas por las bombas.
Marineros que arrastraban detrás lenguas de fuego corrían lanzando gritos antes de caer carbonizados.
El comandante Aoki, dándose cuenta de la situación desesperada en la que se encontraba el buque, insistió para que el almirante Naguno transfiriese su insignia a otro, pero parecía que este no veía las destrucciones reales e hicieron falta las exhortaciones insistentes de su Estado Mayor para que aceptara embarcarse en el crucero ligero Nagara a las 10, 46.
Tres minutos. Tres minutos fatales.
A las 10,25 el Japón estaba ganando la segunda guerra mundial, dispuesto a convertirse en una superpotencia de dimensiones planetarias: a las 10,28 habían perdido la mayor parte de sus posibilidades.
Los tres minutos de Midway dejaron como atontado al almirante Naguno y todo el Estado Mayor imperial se quedo de piedra cuando la noticia llego a Tokio.
La armada mas fuerte que surcara nunca las aguas del océano Pacifico había sufrido una perdida absoluta en su potencia y en sus ambiciones, y ahora los restos humeantes de un sueño ya irrealizable se iban a la deriva en una larga y dolorosa agonía.
La mitad de la flota japonesa de portaviones, había quedado destruida.
De los cuatro que Yamamoto le había confiado a Naguno, solo el Hiryu había quedado intacto a algunas millas de distancia del lugar, con sus 68 aviones listos para despegar.
Hacia las 11, algunos aviones norteamericanos señalaron la presencia de este cuarto portaviones que hasta entonces no había sido descubierto.
El almirante Fletcher mandó levantar el vuelo a algunos Wildcat para que le localizaran,
Pero poco después, el radar del Yorktown señaló que una nube de aviones japoneses se aproximaba.-