Naithmar
17/01/10, 23:44:22
Simplemente me apetece compartir con vosotros lo que me pasó ayer. Se quedó en una simple anécdota, pero podía haber sido mucho peor. :)
Me apunté a eso de hacer una foto cada día del año. 365 lo llaman.
Como no había salido de casa pues monté el trípode en la habitación y me puse sentada en la cama para sacar detalles: mi pelo, manos, pies, gotelé, lámparas, libro, luces... Lo que pillara. Es lo que tiene la falta de modelos y el espacio reducido.
Entonces me empecé a emocionar, y puse el disparador para autoretratarme. Todo sea dicho, tengo una 1000D y tiene disparador de cable, así que mientras apretaba con una mano, iba cambiando de posición. Derecha, izquierda, más cerca, más lejos, distintos ángulos, etc. Qué os voy a contar ¿verdad?
Me lo estaba pasando tan bien que no me di cuenta ni del paso del tiempo, ni de nada más. Cada cierto rato ajustaba el encuadre, los parámetros, miraba el resultado y volvía a afotar. Hasta que me envalentoné y me puse encima de la cama. La idea era sencilla, quería sacar una foto de mi cara al revés, con el pelo cayendo atraído por la gravedad. Tenía que poner las piernas abiertas, yo de espaldas a la cámara y, por la abertura de las piernas, doblarme para que se viera mi cara. No sé si me explico bien. Sería una postura similar a cuando queremos tocarnos los pies con las manos y mantenemos las piernas y las manos rectas, pero en lugar de las piernas cerradas, las abrí formando un triángulo con el suelo.
El resultado fue que hice dos fotos bastante mediocres de mi cabeza roja, mal enfocada y sufriendo boca abajo. Al ver que eso no era una buena idea fui a incorporarme para volver a posturas más normales, cuando tiré del cable del disparador sin querer. El trípode se levantó de una pata, hasta que llegó a perder el equilibrio con las otras dos. Cuando llegó al punto de "no retorno" se precipitó al vacío formando un semicírculo perfecto, estampándose la cámara, el trípode y el objetivo contra el suelo.
Me quedé con el disparador en la mano (que se había soltado finalmente) y una cara de muy pocos amigos. Salté de la cama al suelo para coger la cámara. Parecía que estaba bien, pero el objetivo no había salido tan bien parado. Se había abierto por un lado y se veía como una parte de pegamento. Hay que decir que, por suerte, tenía puesto el de 50mm 1.8 y no alguno un poco más caro. Intenté enfocar con el AF y aquello empezó a hacer un ruido raro. Muy raro...
Estaba nerviosa, enfadada y atacada. Pensé que si apretaba el lado por el que se veía el pegamento, lo mismo todo volvía a la normalidad. Apreté un poco, como no podía mi chico me ayudó y sonó un ¡plas! Aparte de pillarse el pellejo de la mano, todo pareció encajar a la perfección. Probé el objetivo y ¡¡estaba perfectamente!!
Estuve haciéndole un montón de pruebas de enfoque y parecía funcionar igual que siempre. Creo que amortiguó la caída que tuve agarrado el cable del disparador hasta que se salió de la cámara. El golpe se lo llevó mayoritariamente el objetivo.
Las dos fotos que hice al revés las borré enfadada, pero me di cuenta de que la cámara, incluso la 1000D, es muy resistente. También entendí por qué la gente dice que el 50mm 1.8 tiene una construcción pésima. :p
Pero he aprendido una cosa mucho más importante. Que las cosas están para usarlas. Muchas veces no sacaba la cámara por miedo a que le pasase algo y sé que he perdido buenas fotos por esto mismo. Creo que la caída de mi milde, irónicamente, ha sido un despertar para mí. De los errores se aprende.
Saludos, y gracias por leerme.
PD: No tengo intención de vender mi cámara o mi objetivo en el mercadillo diciendo que están en "perfecto estado", jajajaja. Estará conmigo hasta que la queme.
Me apunté a eso de hacer una foto cada día del año. 365 lo llaman.
Como no había salido de casa pues monté el trípode en la habitación y me puse sentada en la cama para sacar detalles: mi pelo, manos, pies, gotelé, lámparas, libro, luces... Lo que pillara. Es lo que tiene la falta de modelos y el espacio reducido.
Entonces me empecé a emocionar, y puse el disparador para autoretratarme. Todo sea dicho, tengo una 1000D y tiene disparador de cable, así que mientras apretaba con una mano, iba cambiando de posición. Derecha, izquierda, más cerca, más lejos, distintos ángulos, etc. Qué os voy a contar ¿verdad?
Me lo estaba pasando tan bien que no me di cuenta ni del paso del tiempo, ni de nada más. Cada cierto rato ajustaba el encuadre, los parámetros, miraba el resultado y volvía a afotar. Hasta que me envalentoné y me puse encima de la cama. La idea era sencilla, quería sacar una foto de mi cara al revés, con el pelo cayendo atraído por la gravedad. Tenía que poner las piernas abiertas, yo de espaldas a la cámara y, por la abertura de las piernas, doblarme para que se viera mi cara. No sé si me explico bien. Sería una postura similar a cuando queremos tocarnos los pies con las manos y mantenemos las piernas y las manos rectas, pero en lugar de las piernas cerradas, las abrí formando un triángulo con el suelo.
El resultado fue que hice dos fotos bastante mediocres de mi cabeza roja, mal enfocada y sufriendo boca abajo. Al ver que eso no era una buena idea fui a incorporarme para volver a posturas más normales, cuando tiré del cable del disparador sin querer. El trípode se levantó de una pata, hasta que llegó a perder el equilibrio con las otras dos. Cuando llegó al punto de "no retorno" se precipitó al vacío formando un semicírculo perfecto, estampándose la cámara, el trípode y el objetivo contra el suelo.
Me quedé con el disparador en la mano (que se había soltado finalmente) y una cara de muy pocos amigos. Salté de la cama al suelo para coger la cámara. Parecía que estaba bien, pero el objetivo no había salido tan bien parado. Se había abierto por un lado y se veía como una parte de pegamento. Hay que decir que, por suerte, tenía puesto el de 50mm 1.8 y no alguno un poco más caro. Intenté enfocar con el AF y aquello empezó a hacer un ruido raro. Muy raro...
Estaba nerviosa, enfadada y atacada. Pensé que si apretaba el lado por el que se veía el pegamento, lo mismo todo volvía a la normalidad. Apreté un poco, como no podía mi chico me ayudó y sonó un ¡plas! Aparte de pillarse el pellejo de la mano, todo pareció encajar a la perfección. Probé el objetivo y ¡¡estaba perfectamente!!
Estuve haciéndole un montón de pruebas de enfoque y parecía funcionar igual que siempre. Creo que amortiguó la caída que tuve agarrado el cable del disparador hasta que se salió de la cámara. El golpe se lo llevó mayoritariamente el objetivo.
Las dos fotos que hice al revés las borré enfadada, pero me di cuenta de que la cámara, incluso la 1000D, es muy resistente. También entendí por qué la gente dice que el 50mm 1.8 tiene una construcción pésima. :p
Pero he aprendido una cosa mucho más importante. Que las cosas están para usarlas. Muchas veces no sacaba la cámara por miedo a que le pasase algo y sé que he perdido buenas fotos por esto mismo. Creo que la caída de mi milde, irónicamente, ha sido un despertar para mí. De los errores se aprende.
Saludos, y gracias por leerme.
PD: No tengo intención de vender mi cámara o mi objetivo en el mercadillo diciendo que están en "perfecto estado", jajajaja. Estará conmigo hasta que la queme.