Con paciencia y una cámara
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, 09/02/11 at 21:22:02 (7439 Visitas)
Es común entre los fotógrafos, sobre todo ahora, con las máquinas digitales, hacer muchas más fotos de las que luego "rescatamos".
Hay gente que lo toma como algo desalentador, pero nada más lejos. Y para muestra un botón:
Aquí tenéis una página de contactos de Diane Arbus. Mirad la de fotos que hizo para obtener una de las que ahora le representan:
No debe hacer falta que diga que Arbus no era ni principiante, ni mala fotógrafa. Es sólo que muchas veces lo bueno se hace esperar.
Lo más probable es que cada vez que salgáis a hacer fotos hagáis decenas, o incluso cientos de ellas, para luego hacer una selección y quedaros con un pequeño porcentaje de imágenes que realmente nos gustan, o nos dicen "algo".
Lo primero que haremos será descartar fotografías que nos han salido mal directamente. Luego, de entre las parecidas, descartaremos las que menos nos gusten, o que no consigan representar lo que pretendíamos. Al final tendremos una gran selección, y eso es lo que deberíamos conservar. Todas las demás fotos no las volveremos a mirar nunca, y no harán más que ocupar espacio en el disco duro. No vale la pena guardarlas.
La verdad es que no es tarea fácil, pero está bien acostumbrarnos a hacerlo cada vez que descargamos la cámara, y sobre todo, tomarlo como algo completamente normal, y que sucede a todo el mundo. Desde al más nuevo en el mundo de la fotografía hasta al más experimentado.
Esta labor la podemos realizar a mano desde nuestras carpetas, o con algún programa que nos permita comparar y clasificar fotos, tipo Lightroom, pero nunca hay que descartar fotografías desde el LCD de la cámara, ya que nos da una imagen demasiado pequeña que nos puede llevar a errores (seguro que hay fotos que nos parecen estupendas en la cámara y luego resultan no serlo tanto, y también todo lo contrario, así que con la de gigas que llevamos normalmente encima para llenar, vale la pena esperar y juzgar sobre un monitor de unas cuantas pulgadas más que la pantallita de la cámara, antes de perder una buena imagen.
No desfallezcáis, y haced fotos. Tantas como sea necesario. Yo me doy por contenta si salgo un día a hacer fotos y vuelvo con una de las buenas, esa que cuando la haces piensas "ya me puedo ir a casa".
Como decía Dalí, ¡que la inspiración os pille trabajando!