No todo es la regla de los tercios
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, 14/02/11 at 14:48:18 (4222 Visitas)
Me tengo por uno de esos aficionados gustosos de la efectividad de las reglas formales de la fotografía. Reglas de los tercios, del horizonte no centrado, de las líneas directoras, reglas del peso visual, de las agrupaciones... Muchas de esas reglas las he aprendido a llevar a cabo gracias a mi participación en el GAP. También soy gustoso de la fotografía "modelo" considerando esta como la que cumple con ciertos requisitos de nitidez, enfoque, profundidad de campo, composición, luminosidad, proporcionalidad, complejidad... son decenas de reglas y factores y creo que todos ellos en mayor o menor medida son efectivos. La gran mayoría de esas reglas las he asimilado consultando las distintas pulidoras que puede haber en foros como este.
Pero a veces me cuestiono la importancia de estas reglas para todas y cada una de la fotografías y si no es precisamente el acto de romper alguna de esas reglas lo que genera que una imagen cause cierto impacto.
Esta vorágine de aficionados a la fotografía que ha generado el fácil acceso a la fotografía digital y a su retoque ha conducido a una generalización de dichas normas formales y a una globalización de la crítica fotográfica que a mi parecer está estancada en esos conceptos. Es casi imposible leer un hilo de una fotografía quemada sin que surja ese comentario por leve que sea el área afectada o por mucho significado que dicho recurso tenga en la foto. Hasta de los reflejos en el agua se han dado casos de comentarios en ese aspecto. Si está quemada no hay más que decir, ya no vale.
¡Qué no decir del grano! Un recurso tan valorado en fotografía y que ofrece semejante variedad de sensaciones en una misma imagen. ¿Acaso hay alguna duda de que el grano transmite una sensación distinta de una imagen de un garito de Jazz o de un retrato tenebroso? No hay más que probar a dejar en un foro una imagen con grano para que aparezcan críticas. ¿Acaso no es fácil apreciar que la imagen no dice lo mismo con o sin ese efecto? ¿Estamos tan absortos con la nitidez que dejamos escapar las posibilidades de una foto que transmita?
Un leve repaso de críticas comunes que se harían a estas fotografías:
Paisaje
Objeto principal demasiado centrado.
Quizás haya zonas empastadas.
Hombre
Fuera de foco o trepidada.
Empastada.
Demasiada zona sin información relevante.
Niño felíz
Caída.
Piernas recortadas.
Elemento principal mal situado.
Comentario común: "Yo habría sacado al chico entero y pondría el horizonte recto, trata de sacarle desde un punto de vista más bajo.".
Esta foto sería directamente crucificada por una inmensa mayoría de aficionados de los de "nueva ornada".
Echad un vistazo a estas imágenes y valorad si no sería normal que les hiciésemos críticas negativas si nos dejásemos guiar por todas esas reglas que tenemos tan interiorizadas.
Varias de Bresson
¿Qué no se diría de algunas de las fotos de Bressón sacadas en Alicante?
O buscad fotos de W.Eugene Smith con esas imágenes tan contrastadas y rotundas. Sí, zonas quemadas, sí, zonas empastadas, pero es difícil ver imágenes más impactantes y con tanto contenido.
Ahora tenemos el ejemplo de las fotos premiadas en el World Press Photo. Las hay caídas una , dos, caídas y empastadas esta , esta otra , encuadres y recortes radicales de un ojo , o un caballo … ¿Acaso necesita alguna de esas fotos alguna corrección técnica que mejore lo que ya muestran? ¿Cambiaría tanto alguna de ellas si se cumpliese algún comentario de los más comunes?
Supongo que todos reconocemos esos mismos comentarios en nuestros mensajes críticos a otras fotografías de compañeros. Y yo me pregunto: ¿tiene sentido esa uniformidad? ¿Tiene sentido que juzguemos a todas las imágenes bajo el mismo prisma? ¿Podemos juzgar con los mismos criterios la primera imagen de Bressón del paisaje que la del niño feliz? ¿Es necesario el mismo nivel de nitidez en un retrato de autor que en un paisaje? ¿Es necesaria la composición perfecta en una imagen que refleja un instante fugaz? ¿Va el HDR a convertirse en el proceso indispensable para las fotos que se salgan del rango dinámico de una cámara? ¿Se acabaron los quemados? ¿Los desenfoques? ¿Los recortes? ¿Los…?
Ya no digamos la cantidad de comentarios que aluden a lo que habría hecho el espectador. Comentarios del tipo “yo le habría sacado desde más abajo”, “yo no le habría cortado el pelo”, “yo le habría puesto otra ropa”, “ yo le… yo le…”. A veces dan ganas de contestar “Pues si “tú le” entonces haz la foto tú y las comparamos las dos. La foto es mía y es la que es”. La crítica de lo que habría hecho el espectador no creo que merezca demasiada atención, sería como tener en cuenta la critica a un futbolista porque a un espectador le parece que él habría hecho otra cosa en una jugada concreta. Si el futbolista no ha conseguido meter gol es obvio que no ha conseguido el objetivo que pretendía pero decir lo que uno habría hecho no aportará nada ni al jugador ni a lo que ya ha sucedido. Hay que estar en el campo, ser ese mismo jugador y estar en esa situación para demostrar lo que se dice con lo cual nos convertiríamos en otra persona, no parece muy coherente la crítica. Hay un dicho que dice que uno es uno y sus circunstancias. Lo considero muy apropiado para este caso.
Es curioso que en un mundo tan lleno de posibilidades gracias a la fotografía digital sean tan pocos los que se atreven a salirse de dichas normas y si lo hace es a cuenta de recibir cuantiosas críticas. Si alguien se dejase llevar por los comentarios que se dan en los foros no habría casi posibilidad de encontrar algo de creatividad en sus fotos. Como mucho dejamos algo de libertad al motivo a fotografiar y con reparos. ¿En cuántos retratos hemos visto críticas a que la modelo no era demasiado agraciada o era un poco gorda o el pelo era “raro”? Como mucho dejamos cierta capacidad al fotógrafo a buscar un nuevo encuadre pero no a que se salte las reglas. Estamos convirtiéndonos en tomadores de postales, en retratistas de estampitas de animales, en trazadores de líneas rectas pero a la postre las fotos se parecen más que nunca unas a otras.
Por el contrario uno hace revisión y ¿cuántos comentarios lee sobre las sensaciones de la foto? ¿Cuánta gente habla de lo que le ha transmitido? ¿Cuántos preguntan sobre qué se quería contar? ¿Sobre si la foto cumple la función para la que fue obtenida?
Lo mejor de una foto no es que sea bonita, bonitas son las postales y yo no hablo de ellas en esta reflexión. Lo mejor de una foto es que genere un recuerdo y una sensación, y que éstos sean lo más perdurable posible. El recuerdo es algo interno y para cada uno será propio y único. La misma foto a una persona le puede recordar su infancia y a otra su viaje iniciático por el Perú pero se trata de un recuerdo imposible de controlar ni provocar. El caso más claro de esta intención en una foto es la de recordar momentos pasados que quedaron recogidos en la imagen, unas vacaciones, un cumpleaños. Por el contrario la sensación debe ser provocada e intencionada. Se busca que todos los espectadores sientan esa misma sensación o que cada uno tenga una distinta pero siempre provocada. Puede ser agradable, plácida, calmada, dramática, triste, impactante, tenebrosa o cualquier cosa que se nos pueda ocurrir cuando estamos realizando la foto pero en sí tiene ese objetivo. ¿Sería un acierto sacar una foto con la intención de que generase tristeza y que no la generase? En mi opinión no. ¿Es un acierto sacar una foto que generase esa tristeza pero que tuviese elementos empastados? En mi opinión si estos aportan en positivo a dicha sensación sí.
Para conseguir ambas cosas, recuerdo y sensación, tenemos a mano un sinfín de posibilidades que, si nos quedamos encerrados en las reglas formales y los gustos generales, no conseguiremos generar con la suficiente fuerza o será una sensación mil veces repetida por usar todos los fotógrafos las mismas estructuras y soluciones.
Así que desde aquí abogo por hacer un esfuerzo en dar un paso lateral para desmarcarnos un poco de esa obsesión por el cumplimiento de las reglas. Para los que más tiempo llevan en esta afición las pulidoras han servido y sirven para fijar unos conceptos generales con los que armarnos como fotógrafos. En mi opinión ahora toca obviar por un tiempo la mayoría de las críticas técnicas, que se suponen al menos ya conocidas, para centrarnos en las críticas que dan ese plus a la imagen en cuanto a elemento de transmisión de impresiones. En el punto en el que la mayoría estamos una crítica sobre un horizonte caído no nos aporta nada, ya sabemos cuando está caído y cuando no y sabemos cómo corregirlo. Pero una crítica que nos diga que un horizonte más bajo sin perder elementos de la foto daría mayor dramatismo al cielo en una foto ya de por sí dramática creo que sí aporta nueva información. Una crítica que vaya dirigida a potenciar la alegría con el uso de otra tonalidad de la luz de una foto es una bendición, una corrección sobre la técnica usada para generar mayor tristeza cambiando ciertos colores de la foto sería agua en el desierto y todas ellas ayudan a dar un paso más en nuestra formación como creadores de imágenes.
La técnica ya la tenemos aprendida y casi controlada. La crítica la tenemos formada. Nos falta trabajar las sensaciones. Os propongo que hagáis ejercicio interno y busquéis esos nuevos componentes en vuestras imágenes. Os propongo que pasen a ser lo importante de ellas. Os propongo que vuestras aportaciones a las fotos de los demás tengan ese objetivo.
Espero vuestros comentarios.