Iniciado por
pertur
Menos mal que lo has aclarado :cunao :cunao :cunao
En el momento de la privatización de Telefónica, surge el problema de que, del mismo modo que ocurre con la red eléctrica (REE), las vías de tren (RENFE), etc... la explotación de las líneas telefónicas tienen las características de monopolio natural, pero en este caso, en manos privadas. En los mercados monopolísticos, el monopolista tratando de maximizar sus beneficios establece un precio tal que se lleva parte del excedente del consumidor en unas condiciones lejos de parecerse a las de un mercado en competencia perfecta.
Para evitar que el monopolista abuse, el Estado tiene dos opciones, o regular los precios y el servicio u ofrecer el servicio él mismo. En el caso de Telefónica ha optado por la primera opción, mientras que en el caso de RENFE, por ejemplo, ha optado por la segunda.
En cualquier caso, el mercado de líneas ya no conserva en la mayoría de los casos las características de monopolio natural, el coste de entrada es alto, pero no insalvable. Otra cosa es que ONO, que no está condicionada por la regulación del Estado, puede, libremente, no ofrecer el servicio en determinadas zonas que no sean rentables para ellos, mientras que Telefónica sí estaría obligada. Sin embargo, pese a haber perdido su naturaleza de monopolio, actualmente tenemos un oligopolio (pocos operadores que actúan en un mismo mercado), lejos de un mercado en competencia perfecta y que si el regulador no marcara unas determinadas reglas, acabaría derivando hacia comportamientos de abuso de dominio en el mercado.
En definitiva, cuando se privatizó Telefónica, sólo había un operador de líneas, pero era posible tener muchos operadores de servicio, se marcaron las condiciones para tener un mercado en competencia en servicios al mismo tiempo que se regulaban las condiciones para que Telefónica pudiera explotar las líneas en condiciones de competencia perfecta y no de monopolio.
Saludos.