Fotografiar en según que sitios, se está convirtiendo en algo que roza lo desagradable. En las aglomeraciones de semana santa me veo desarrollando un trastorno obsesivo compulsivo, comprobando constantemente las cremalleras de la mochila, y pasando lista del equipo. Es que ya no vas pendiente de qué fotografiar, vas buscando amenazas, pintas sospechosas, etc.
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