1. Amantes.- (Sobre "Poema 20", de Pablo Neruda.)
Nota: esta foto, junto a la 3 y la 9 completan la historia.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
2. Un loco (Sobre "El lamento del vampiro", , de Leopoldo Panero)
Nota: Leopoldo María Panero, considerado como uno de los poetas más influyentes en castellano de los últimos tiempos, vive, por decisión propia, desde hace más de treinta años en una institución psiquiátrica, enfermo de una esquizofrenia aguda. Durante todo este tiempo no ha cesado de publicar.)
Vosotros, todos vosotros, toda
esa carne que en la calle
se apila, sois
para mí alimento,
todos esos ojos
cubiertos de legañas, como de quien no acaba
jamás de despertar, como
mirando sin ver o bien sólo por sed
de la absurda sanción de otra mirada,
todos vosotros
sois para mí alimento, y el espanto
profundo de tener como espejo
único esos ojos de vidrio, esa niebla
en que se cruzan los muertos, ese
es el precio que pago por mis alimentos.
3. Poeta (Sobre "El Espejo de Agua", de Vicente Huidobro)
Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
El Poeta es un pequeño Dios.
4. Infierno (Dante. La Divina Comedia. Infierno. Canto Primero)
A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado.
¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento!
Es tan amarga casi cual la muerte;
mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron.
5. Belleza (Sobre un poema de "La belleza arrebata las palabras", "La belleza de las estatuas"
De la mutilación de las estatuas
a veces surge la belleza, de los
capiteles truncados cuyo acanto
cayera en la maleza entre el acanto:
perfección del azar que nada tiene
que hacer para ser símbolo de todo
lo que se quiera.
Triste
belleza –nunca es triste
la piedra en su lugar, nunca fue triste
la maleza en el suyo –la del símbolo.
Pues el azar que rompe la voluta,
cercena gestos imperecederos,
es el mismo que quiebra la hermosura
de edificios de sangre.
Sólo quise
decirte –y me han salidos dos acantos
y tres tristes- que nada
hay para mí más bello que el ver que estás alegre
y viva.
6. Mirada (Sobre la Rima XXIII, de Gustavo Adolfo Bécquer. El poema, en la misma fotografía)
7. Cielos (Sobre "Otro cielo" de Mario Benedetti)
No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre faltaría el pájaro en silencio
no existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón
no existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan dificil
siempre te faltaría el pino del crepusculo
eso es porque se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegue al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino.
8. Objetos desconocidos (Sobre "La casita de papel", canción de los años 40 del siglo pasado, con música original de Francisco Condoñer Pascual, Maestro Lito, y letra de Mercedes Balaguer Machancoses, M. Godoy, su esposa. En la década de los 80 vivió un nuevo esplendor, de la mano de Radio Topolino Orquesta)
Encima las montañas, tengo un nido
que nunca ha visto nadie como es.
Está tan cerca el cielo que parece,
que ha sido construido dentro de él.
Encima las montañas viviremos,
el día que tú aprendas a querer.
Y así podrás saber cómo es el cielo
viviendo en mi casita de papel.
Qué felices seremos los dos,
y qué dulces los besos serán.
Pasaremos la noche en la luna,
viviendo en mi casita de papel.
Qué felices seremos los dos,
y qué dulces los besos serán.
Pasaremos la noche en la luna,
viviendo en mi casita de papel,
viviendo en mi casita de papel,
viviendo en mi casita de papel...
9. Pluma (Sobre "Adiós", del que esto suscribe)
Nota: Ya sé que es un atrevimiento colocar mi poema junto a los de los maestros, pero, que queréis, permitidme esta debilidad, y este pequeño momento de gloria.
Ya son las doce…
La despedida
(cruel fantasma del olvido
sobre sábanas rojas)
ya resuena en mi pecho,
y el grito estertóreo
de los últimos minutos
ya abre mis labios
sin vida por tu vida.
Adiós.
Y tu silueta
se pierde en la noche,
mientras bebo mi última copa,
y apuro el definitivo
cigarrillo.
10. Morada (Sobre "Toco seis y habito la piel de las violetas", de Rosario Murillo)
Toco seis y habito la piel de las violetas
y las trinitarias
y las petunias y lavandas y asters
toco seis y empiezo a imaginar trajes de hadas-madrinas
velos lila, tejidos con flor de guayacancito y verbena.
Morada, la pechera del obispo
y la amatista en bruto, y mi frente
y mis sienes, mis ojos,
mis ojeras
morados mis caminos, inventados, inventándose
desde este montón de luz
y jacarandas en flor.
Moradas mis manías de alumbrar con la mano
a falta de fósforo y fogón
moradas, mis pestañas, mis arrugas, mis límites
morada piel de satín
y vidrio
y bola de vidrio
Llego, por fín, al siete
toco siete
y otra vez la sangre agita los tambores
se hace mar
y maremoto
azul cobalto azul añil azul Kahlo
azul Frida, azul violento, azul Alhambra, azul
de Catarina
soy mi cabeza azul
y violeta
y blanca
soy mi corona de espigas
sobre el campo labrado
soy mi fuente, mi gozo, mis alas desbordadas
canto azul como Rubén
azul como Verlaine
azul como Valery
azul, como pluma de avestruz
toco siete azul
y los días y las noches y las noches y los días
celebran mi arco-iris en el azul perfecto
y yo vuelo, y otra vez
al rojo
a la tierra
al naranja
al girasol
a la esmeralda
al mar
a la primorosa
al cielo
y regreso y voy, del uno al siete al uno
como de lunes a domingo a lunes
y mi sangre
y mi corazón
y mis colores
se alborotan y se asientan conmigo
celebrándome viva
con cara de cuerpo entero
con cirios, nubes y espirales
encendidos
y abiertos.
11. Caprichos (Sobre "Adivinanza de la guitarra", de "Seis Caprichos", de Federico García Lorca)
En la redonda
encrucijada,
seis doncellas
bailan.
Tres de carne
y tres de plata.
Los sueños de ayer las buscan
pero las tiene abrazadas,
un Polifemo de oro.
¡La guitarra!
12. Alegria (Porque es la última, y, por fin,
acabé. Así que cierro simbólicamente el libro de poemas, y este, vuestro siempre seguro servidor, se despide hasta la próxima. "Alegría", de José Hierro.)
Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.
Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
( Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )
Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.
Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.
13. La noche (Sobre "Nocturno", de Rafael Alberti, de su época romana.)
Toma y toma la llave de Roma,
porque en Roma hay una calle,
en la calle hay una casa,
en la casa hay una alcoba,
en la alcoba hay una cama,
en la cama hay una dama,
una dama enamorada,
que toma la llave,
que deja la cama,
que deja la alcoba,
que deja la casa,
que sale a la calle,
que toma una espada,
que corre en la noche,
matando al que pasa,
que vuelve a su calle,
que vuelve a su casa,
que sube a su alcoba,
que se entra en su cama,
que esconde la llave,
que esconde la espada,
quedándose Roma
sin gente que pasa,
sin muerte y sin noche,
sin llave y sin dama.
14. El miedo (El miedo a la muerte porque supone perder a la amada es un tema recurrente en nuestro romancero tradicional. Del romancero andaluz, "Romance del enamorado y la muerte")
Un sueño soñaba anoche, soñito del alma mía,
soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría.
—¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas, ventanas y celosías.
—No soy el amor, amante: la Muerte que Dios te envía.
—¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día!
—Un día no puede ser, una hora tienes de vida.
Muy deprisa se calzaba, más deprisa se vestía;
ya se va para la calle, en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca, ábreme la puerta, niña!
—¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio, mi madre no está dormida.
—Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando, junto a ti vida sería.
—Vete bajo la ventana donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare, mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe; la muerte que allí venía:
—Vamos, el enamorado, que la hora ya está cumplida.
15.Autorretrato (Sobre "Autorretrato", de Pablo Neruda. )
Nota: si cambiáis en el verso "torpe de instituciones, chileno a perpetuidad", chileno por andaluz, creo que me identifico bastante con lo descrito por Pablo Neruda. Lástima que no tenga su genialidad, pero, qué le vamos a hacer, no se puede tener de todo.
Por mi parte, soy o creo ser duro de nariz,
mínimo de ojos, escaso de pelos
en la cabeza, creciente de abdómen,
largo de piernas, ancho de suelas,
amarillo de tez, generoso de amores,
imposible de cálculos,
confuso de palabras,
tierno de manos, lento de andar,
inoxidable de corazón,
aficionado a las estrellas, mareas,
maremotos, administrador de
escarabajos, caminante de arenas,
torpe de instituciones, chileno a perpetuidad,
amigo de mis amigos, mudo
de enemigos,
entrometido entre pájaros,
mal educado en casa,
tímido en los salones, arrepentido
sin objeto, horrendo administrador,
navegante de boca
y yerbatero de la tinta,
discreto entre los animales,
afortunado de nubarrones,
investigador en mercados, oscuro
en las bibliotecas,
melancólico en las cordilleras,
incansable en los bosques,
lentísimo de contestaciones,
ocurrente años después,
vulgar durante todo el año,
resplandeciente con mi
cuaderno, monumental de apetito,
tigre para dormir, sosegado
en la alegría, inspector del
cielo nocturno,
trabajador invisible,
desordenado, persistente, valiente
por necesidad, cobarde sin
pecado, soñoliento de vocación,
amable de mujeres,
activo por padecimiento,
poeta por maldición
y tonto de capirote.
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