Sí, entiendo lo que dices y supongo que cada cual se impone sus límites en el espacio público.
Y no quisiera abrir un debate sobre ello porque el tema da para mucho, es delicado y hay tantos detractores como partidarios.
Ante todo respeto, discreción, sentido común y que el fin nunca sea ridiculizar, poner en evidencia, mofarse etc... de las personas.
Las fotografías son valiosos documentos que forman parte de la historia, cuentan lo que pasó y cómo pasó desde el punto de vista del fotógrafo. Son como libros abiertos, nos narran infinidad de cosas de una época y de un lugar, usos y costumbres, tradiciones, vestimenta... son la memoria del tiempo.
Yo no suelo ser muy amante de los robados en el sentido del fotógrafo que se esconde como el que está al acecho de una presa, prefiero integrarme en la escena y obrar con discreción. Pero hay veces que para captar un momento eso es complicado y no queda más remedio que alejarse para no molestar, distraer o incomodar a las personas.
Y ya puestos dejo un ejemplo de ello de este pasado sábado, una persona meditando al sol, que hace bastante que no dejo nada por aquí.
Un saludo.
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