Y ahora llega la parte complicada, sobre todo bajo esta disciplina de fotografía deportiva cuando el presupuesto no va debidamente sobrado. Me refiero a la parte en la que se ha de contemplar la óptica elegida.
Así y ya de entrada, aunque pueda parecer un poco duro, se lo quise dejar claro a mi interlocutor cuando entramos en este aspecto relativo a objetivo.
Respecto a eso y con las limitaciones económicas ya conocidas, sin duda se trataba de establecer el mejor compromiso precio/resultados para uso deportivo en esa Canon EOS 1D MkIV ya previamente decidida.
¿Distancias o no muy largas? ¿Recintos bien, medio bien o mal iluminados? ¿Rendirse o no a utilización de marcados recortes? ¿Perder o por el contrario otorgar importancia a tema de puntos AF? ¿Como de necesario o importante se estima el asunto del IS?
Respecto a todo eso, ¿que tan limitativo puede llegar a ser el factor precio? No era en definitiva nada sencillo, pero convenía delimitarlo para poder obtener el mejor compromiso posible.
Para mi criterio, y aunque como en casi todo, el concepto genérico de cuanto más mejor es aquí también válido, no es esta la fotografía deportiva una disciplina en que la alta capacidad de detalle óptico alcance una prioridad altísima. Fidelidad en tonos y contrastes que proporcione una imagen suficientemente nítida ha de simplemente ser lo exigible.
Un nivel de detalle tipo macro ni se lo busca ni se lo espera, y un uso en observación al 100% ni como para resultado ni siquiera para trabajo es habitualmente utilizable. Puede que exista algún deporte en concreto en que sí que sea algo más importante, pero en general y en los más habituales no suele darse el caso.
Distancia física y focal equivalente utilizada suelen ser factores importantes y muy inter relacionados. Sin una predisposición de uso para un deporte concreto, cosa que aquí en principio sucedía, no es sencillo determinar cual es la focal que más conviene. En principio y por elegir algo de mayor probabilidad de uso, se me indicó un uso y por tanto mejor consejo para futbol, tanto grande como pequeño.
Respecto a si bien o mal iluminado se me dijo que habría de todo, unas veces sí y otras no, vamos, lo normal en estos casos. Visto lo visto le planteé dos opciones o alternativas radicalmente diferentes.
Una primando mayor versatilidad pero de más complicado uso en condiciones no sencillas. Y otra todo lo contrario de eso, buscando un más seguro resultado pero menos versátil uso.
En la primera opción, siempre bajo la premisa de un gasto no exagerado, la versatilidad se fundamentó en el uso de focal variable tal que un Canon EF 100-400 f/4.5-5.6 L IS II.
Como añadido y en cualquier caso mi interlocutor manejaba sí o sí la opción ocasional complementaria de uso del Extender Canon 1.4x III. Vale, añadido en principio admitido.
Esta primera opción es cierto que por focal es buena y versátil, tener un rango final equivalente que pueda ir desde 130mm hasta 728mm, no deja de tener un interesante atractivo, pero lo cierto es que por luminosidad, y más aún con el Extender y en la EOS 1DIV, no va a resultar demasiado operativo, va a afectar mucho tanto a temática de AF como a posibles velocidades reales de obturación.
La segunda opción es cierto que limita más la cuestión de focal, y por tanto globalmente se lo presenté como de menos versatilidad de uso, pero a cambio ofrece una utilización más segura con mayor probabilidad de resultados aceptables en no buenas condiciones, que al fin y al cabo se me indicó que serían las más probables. Se basa en el uso de un Canon EF 300mm f/2.8 L IS , por supuesto y dado el caso versión primera y de segunda mano.
Aquí por focal, ni por arriba ni mucho menos por abajo, la versatilidad va a ser la misma, va a estar o en 390mm o en 560mm con el Ext 1.4x III, pero en la práctica y aparte de la calidad innata de este objetivo, la luminosidad juega una baza en ese uso y para mi criterio de vital importancia. Mayores posibilidades prácticas de AF, sin apenas limitaciones en la EOS 1DIV con ese extender, y mayores velocidades con igual ISO.
Ambas opciones ópticas cuentan con IS, que no siempre pero a veces sí que se agradece, incluso en esta disciplina y sobre todo cuando las condiciones son difíciles y no queda otro remedio que aplicar velocidades de exposición muy justitas.
En definitiva, y al margen de alguna que otra pequeña discrepancia, y dado el asunto de posibles resultados frente a posible gasto, mi consejo se inclinó definitivamente hacia la opción segunda que contemplaba la adquisición de la primera versión del Canon EF 300 2.8 L IS. Parece que quedó medianamente convencido, aunque todavía no sé lo que realmente a hecho.
¿Mucha discrepancia al respecto?
Saludos.
Marcadores