Hace años, me ocurrió en alguna ocasión algo muy similar con una canon EOS N1 de película. En ese entonces con poco dinero en los bolsillos , pero demasiado empuje juvenil, y dado que los puntos de enfoque , enfocaban correctamente aunque se miraban desplazados (apuntaba la lucecita roja descentrada del cuadrito), lo que se me ocurrió pensar era cualquiera de las cuatro siguientes posibilidades: 1) El espejo estaba desnivelado, es decir; un lado estaba más cercano que el otro lado de la boca de la montura. Comprobé la distancia con una bayoneta de un "pie de rey" o calibrador con vernier y por suerte estaban los extremos equidistantes. 2) La pantalla de enfoque se había desplazado o corrido de su asiento. Aquél modelo no era de pantallas intercambiables, pero las pantallas están sujetadas por un seguro cuadrangular a manera de marco de la misma pantalla, la cual es presionada por este marco contra el asiento. con sumo cuidado revisé la pantalla aún sin desmontar y vi que uno de los laterales de dicho marco , se había zafado. Lo coloqué nuevamente en su lugar, empleando unas pinzas de depilar de una novia de aquél entonces, las cuales las afilé como pinzas puntiagudas con el pico romo o chato, y envueltos en pequeños trozos de tela, pero no cualquier tela, sino las tiras de tela que venían sellando los magazine o chasises de los carretes de película. Al intentarlo, se zafó totalmente el marco-seguro y se desprendió totalmente la pantalla de enfoque, invocando la protección de mi ángel de la guarda para no rayar la pantalla, procedí a limpiarla con un chorro de una mezcla 50/50 volumen de agua destilada e isopropanol (ambos los tomé del laboratorio escolar) y mi pizeta de la clase. Coloqué la pantalla en su asiento, cuidando que la cara más brillante se enfrentara al espejo. Asentó a la perfección y con el marco-seguro en su lugar, grata fue mi sorpresa al ver que había corregido el desplazamiento de los indicadores de los puntos de enfoque. La tercer posibilidad era que había desprendido el pentaprisma, pero afortunadamente ya no tuve que enfrentarme a este problema. Nunca toqué con las yemas de los dedos las caras de la pantalla y tampoco tuve que secarla con papel tissue, el agua destilada y el isopropanol, evaporaron sin dejar rastros. La cuarta posibilidad era que "la lámparita" que emitía el haz de luz rojo se hubiera movido y ahí si ni idea tenía de donde carajos estaría esa lámparita.
Yo lo que sé es que no sepo nada
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