Fina, fina. Le clonas esa lucecita que asoma a la izquierda, sobre el horizonte, y ya podemos sentarnos a meditar en la posición del loto, contemplando la imagen. Ni siquiera es necesario quemar incienso.
¿He dicho ya que me gusta? ¿No? Pues lo digo ahora por si no había quedado claro.
Saludos.
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