Quizás alguna vez lleváis la cámara algún sitio pero no sabemos que fotografiar, porque no veis nada que os llame la atención y el caso es que seguro teníais ganas de hacer fotos, pero veis que el entorno no esta por la labor, por ejemplo, un parque donde pensáis hacer fotos bonitas y demás, esta lleno de gente y no hay manera de hacer nada, o simplemente esta la cosa muy liada, mucho árbol, casas que no dicen nada, etc.



Yo en estos casos y de aquí mi consejo, intento ya que el entorno esta plagado de la “nada” centrarme en los detalles y fotografiarlos, de esta forma se pueden sacar cosas de donde no parece que pueda haberlas, es algo que suelo hacer y me da buenos resultados.



Por eso siempre suelo llevar un objetivo muy luminoso y de focal media en el bolso que me sirve muy bien para esto, por ejemplo, tengo un EF 85mm f:1,8 de Canon que es mágico para estas cosillas, pero claro si voy a sacar detalles el objetivo debe estar bien ajustado para que el enfoque no salga como le dé la gana, cosa que pasa muy a menudo si no tenéis cuidado.

Por esto suelo hacer antes una prueba y ver si enfoco correctamente, como en esta foto de prueba que os muestro, en ella se ven los puntos de enfoque y el rojo es el que ha activado el enfoque donde debía ser.



De esta manera se consiguen esos detalles maravillosamente, tanto de cerca como habéis visto como más de lejos si el sistema funciona perfectamente, en esta imagen he vuelto a dejar los puntos de enfoque para que veáis.



Tengo que deciros que el parque donde esta sacado todo esto estaba de gente y de zonas sin “gracia” que daba pena, pero con paciencia y mirando he sacado mas de 30 fotos que aunque pueden no ser las mejores si me han divertido.

Por eso ir a por detalles nos puede salvar esa salida donde no hay nada.



Es sólo paciencia y enfocar donde no haya gente, buscando otra cosa.



Y si tenéis paciencia y estáis por la tarde en algún sitio así, aprovechar el “detallazo” que nos propone la naturaleza todos los días al atardecer, simplemente captarlo y disfrutar de ese día que podía haber sido un rollazo y resulta que al final es estupendo.



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