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Que bonito relato!
Gracias por compartir tanto la narración como las fotos, que casi nos has hecho poder 'sentirlas'.
Enhorabuena
Participante
A solas con los linces boreales
Les tenía ganas a los linces, y las dos veces que fui a Cabárceno no pude cogerlos como hubiese querido. La semana pasada pude ir hasta la reserva natural de Marcelle, cerca de Lugo, y aunque no formaba parte del guión, terminé haciendo amistad con uno de los linces. Aquí debajo, seguramente la mejor imagen que pude tomar del encuentro; no fui yo a la búsqueda, vino él hacia mí, y hasta escuché que me susurraba "déjame que pose para ti, eres tú mi artista preferido"... y claro, como para no hacerle caso.
MG_7040.2, en Flickr
- Canon EOS 80D / TAMRON 100-400mm F/4.5-6.3 Di VC USD
- ƒ/5.6 / 174.0 mm / 1/640 / ISO 1600
Marcelle es un parque pequeño, solo 20 hectáreas (minúsculo si lo comparamos con las 750 de Cabárceno), pero muy bien aprovechadas. Su filosofía es la de acoger animales que reciben de protectoras, también víctimas de furtivos o del mascotismo exótico más inconsciente. Sus linces boreales fueron noticia hace unos años porque nacieron allí dos crías, y según los expertos que esto ocurra en cautividad es muy improbable. Ahora mismo sólo tienen tres machos, ya que el plan de conservación de la especie -que hace siglos poblaba el norte peninsular y gracias a la deforestación y a la persecución humana se considera actualmente extinta- pasa ahora por dejar la cría para los centros de recuparación, como el del Pirineo Catalán, como paso previo a la suelta en libertad que permita reintroducir la especie progresivamente. El caso es que esas crías nacidas en Marcelle fueron las que una vez trasladadas al centro pirenaico, engendraron una década más tarde una nueva criatura que supone una esperanza para la especie en España. Cazadores y ganaderos se oponen a la repoblación, si bien hay motivos para creer que ayudaría a equilibrar la fauna local, con la densidad más alta en cinco siglos de corzos, ciervos o rebecos, que conforman su menú favorito.
Vamos a las fotos. Esperar a última hora era mi única opción, porque antes los linces no salen del interior de la cueva o los árboles huecos, y si se pasean es solo de forma esporádica. Me subí a la pasarela que ofrece una amplia visión del espacio de los linces por un lado, y del de los osos pardos del otro, y desde allí esperé desde las siete, confiando en que fuesen asomando los "lobos cervales", como se denominaba hace tres siglos a los últimos ejempleares de linces que se daban muerte a cambio de unas monedas en nuestro país. No tardaron en dejarse ver. Uno que estaba subido a un árbol de espaldas a a mí en modo siesta poco a poco se iba activando; otro empezó a rondar las alturas de una roca, quedando para mi suerte expuesto a un disparo franco; el tercero, con más ganas de marcha, se exhibía minutos más tarde sobre la hierba.
MG_6897, en Flickr
- Canon EOS 80D / TAMRON 100-400mm F/4.5-6.3 Di VC USD
- ƒ/7.1 - 400 mm - 1/400 - ISO 1600
Quien tuviese una sierra mecánica en la mochila para deshacerse de ramas impertinentes cuando la ocasión lo merece...
MG_7027, en Flickr
Me moví un poco buscando una perspectiva que me permitiese esquivar las ramas de los árboles y a la vez aprovechar el reflejo de las últimas luces. Con algo de paciencia, no tardó en buscarme con la mirada.
MG_6920, en Flickr
- Canon EOS 80D / TAMRON 100-400mm F/4.5-6.3 Di VC USD
- ƒ/6.3 - 400 mm - 1/640 - ISO 1600
No menos de sesenta disparos debí tardar en encontrar el encuadre que me permitiese captar el momento que se estaba cociendo en mi cabeza. Mi amigo había abandonado su escarceo con Morfeo, y bajó de lo alto de las ramas para escudriñarme. A esa hora, solo veinte minutos antes del cierre del parque, literalmente no había nadie más en el recinto, y en todo el parque sólo quedaba mi familia, que me esperaba con resignada paciencia en la zona de los monos capuchinos, ya cerca de la salida. Era un lunes, última hora, y aquel lince tenía la suficiente curiosidad por averiguar quíen era el anormal que lo perseguía con una cámara, como para acompasar con su cuerpo mis movimientos equivando las ramas. Durante unos segundos rendimos merecido homenaje a la escena de Groucho frente al espejo en Sopa de ganso; yo subía y bajaba escaleras echando mi cuerpo sobre la barandilla en busca del tiro adecuado, y el lince con simetría coregrafiada, arqueaba su lomo subiendo y bajando su posición hasta tenerme por fin controlado.
MG_7024, en Flickr
- Canon EOS 80D / EF70-200mm f/4L IS USM
- ƒ/5.6 - 200 mm - 1/500 - ISO 1250
Después de jugar al gato y el ratón, tuve una tarea más apacible con el lince que descansaba sobre la hierba escondiendo medio cuerpo tras unos arbustos.
MG_6991, en Flickr
- Canon EOS 80D / TAMRON 100-400mm F/4.5-6.3 Di VC USD
- ƒ/6.3 - 339 mm - 1/400 - ISO 800
Cuando quedaban poco más de diez minutos para cerrar el parque, recogí el equipo en la mochila y bajé la escalera para abandonar el recinto y ganar la salida. Me quedé mirando a través de la alambrada, y el lince que había estado buscándome minutos antes, ahora pretendía zanjar su curiosidad dirigiéndose directamente hacia mí. Me dio el tiempo justo a sacar de nuevo la cámara y disparar sobre la marcha entre los huecos de la alambrada
MG_7038, en Flickr
- Canon EOS 80D / TAMRON 100-400mm F/4.5-6.3 Di VC USD
- ƒ/5.6 - 174 mm - 1/640 - ISO 1250
Desde allí abajo ya no había ninguna luz rebotada del ocaso, pero por otra parte, la situación se compensaba con la perspectiva a pie de campo que me permitía ponerme a la misma altura del lince, teniendo así una posición que nunca hasta el momento había disfrutado.
Dejo aquí abajo una muestra de una foto que hice hace cuatro años en Cabárceno, la típica que buscamos todos allí sobre la roca o el tronco con mayor o peor fortuna... y no es que esté mal, pero uno siempre fantaseaba con poder tirar desde allí abajo, entre ellos. Pues con una -maldita pero necesaria- alambrada de por medio, lo estaba consigiendo ahora y quería exprimir hasta el final ese momento de confidencias.MG_1774, en Flickr
- Canon EOS 80D / Canon EF 70-200 f/4L IS
- ƒ/5.6 - 200 mm - 1/400 - ISO 1600
Tuve el tiempo justo para una última foto antes de que estuviese a escasos centímetros de mí y quedase (quien lo iba a decir) demasiado cerca para poder dispararle.
MG_7041.2, en Flickr
Canon EOS 80D / TAMRON 100-400mm F/4.5-6.3 Di VC USD
- ƒ/5.6 - 174 mm - 1/640 - ISO 1250
Ya cara a cara, y con el tiempo encima, estrechamos lazos para despedirnos: yo cambié el objetivo para sacarle la última foto, él se acercó para olerme. Yo le susurré versos de Ovidio para que se quedase quieto, él abrió fauces felinas emitiendo gutural advertencia territorial. Son nuestras cosas, así echamos el rato mi colega y yo. Le mendigué un último posado, mientras él se arrimaba hasta lo imposible contra la verja para casi sentir mi piel, jugando a adivinar cómo sabría un bocado de aquel bípedo con barba que al fin y al cabo, sería más o menos como un ciervo, pero sin cornamenta (o al menos eso espero).
MG_7055, en Flickr
- Canon EOS 80D / Canon EF 70-200 f/4L IS
- ƒ/5.6 - 200 mm - 1/400 - ISO 1600
Un minuto antes de las ocho, hora del cierre del parque, yo estaba en la puerta con una sonrisa impecable, que ahora se disponía a ponerse a prueba ante la idea de tener que saltar la valla si no quería quedarme a dormir allí: la puerta tenía el candado puesto. Una trabajadora del parque se acercó rapidamente. Se disculpó diciendo que acababa de ver nuestro coche y por eso volvía, había cerrado ya pensando que no quedaba nadie. Pero ya abría, que no era plan dejarnos pasar allí la noche. Bueno, pues tampoco estaría tan mal -musitaba yo por conducto interno- que malo sería que no volviesen a acogerme mis nuevos amigos, y un par de fotos nocturnas habrían caído. Pero lamentablemente, el sentido común se impuso a mis fabulaciones infantiles y mientras veía de reojo pasar cifras del cuentaquilómetros del coche, pensaba que ojalá, dentro de unos años pudiese repetir sesión fotográfica con linces, pero esta vez en libertad. Y quizás, por qué no, pudiese ser con un lince que comparta genes con uno de estos machos lucenses.
Un saludo.
Participante
Muchas gracias Quinú. Si leyendo esto te lo has pasado la mitad de bien que yo persiguiendo linces, me doy por satisfecho.Iniciado por Quinú
Un saludo!
Tercer Dan
Estupendo relato y que belleza de animal.
Saludos
Q
Segundo Dan
un lujazo verlos así. yo solo veo en la carretera habitual..." atención paso de linces" y ni unoooo. eso sí fui a ver una suelta de linces e hice algunas tomas bastante buenas. pero desde entonces nada de nada, claro que tú si le has puesto música rosendera pues te lo has ganado!!
Tus fotos con ese color rojizo del sol de atardecer muy buenas, un poco flacucho el lince, será por las calores!!
Última edición por dialmais1; 25/07/22 a las 22:13:19
Participante
Muchas gracias. Es precioso el lobo cerval este, desde luego.
Investigando un poco, me entero que hasta principios del s. XX campaban ejemplares por los montes Gallegos (cercanías de Vigo, Pontevedra, Lalín, Villalba además do Xurés y Courel). Siempre pensé que el lince ibérico había sido hegemónico en la península, y el Boreal quedaba para las estepas euroasiáticas, y resulta que los tuvimos a ambos conviviendo: ibérico en ambientes mediterráneos y boreal en atlánticos y alpinos.
Hombreee...poder afotar a un lince en libertad tiene que ser acojonante. Leí hace poco que la población del ibérico estaba en cifras record con más de 1300 ejemplares, así que con algo de suerte habrá pronto más ocasiones para darle trabajo a nuestros teleobjetivos.
Mientras tanto, yo por aquí seguiré atrayéndolos para un par de robados más por supuesto con Rosendo y también con algo de Los Suaves, que la conexión galaico-felina une mucho.
Muchas gracias y un saludo!
Idoneus homo
Una vez más, precioso relato que nos has regalado! Y las fotos, de estos felinos tan majestuosos (como todos los felinos), una delicia!
Enhorabuena, Innisfree. Gran trabajo y hermoso resultado!
Participante
Muchas gracias Trekir; la verdad es que alí me lo pasé como un enano persiguiendo linces, y después aprendí mucho sobre ellos cuando preparaba este hilo.
Un saludo.
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