Todos sabemos lo aparatosos que son los zoom "L" y desde hace un tiempo me apetecía entrar en el mundo de los fijos y empezar a ir menos cargado.
Empecé con el Canon 50mm f1,4, un objetivo muy honesto y con un precio muy asequible para entrar en este universo. Fotografié de todo pero pronto me dí cuenta de que los 50mm no son mi distancia, todo "se me echaba encima". Sin embargo, ya le había cogido el gustillo a los fijos y quería seguir ese camino.
El siguiente paso, sabiendo ya cuál era la idea, fue intentar hacerme con un Canon 35mm f1/4 de segunda mano para no arruinarme en el intento.
Andaba yo en esa peregrinación por los foros de compraventa cuando un amigo me dijo: "¿Y tiene que ser el Canon?, ¿no puede ser algo mejor y más barato?
Le miré con cara de no entender nada, de hecho pensé que me tomaba el pelo... pero insistió, y esta vez con más convicción.
Sacó de su bolsa un Carl Zeiss Distagon T* 35mm f2 ZF.2 y me dijo: "prueba ésto pero ojito, luego ME LO TIENES QUE DEVOLVER. No vas a querer, pero tendrás que dármelo. Luego no digas que no te avisé".
¡¡¡ Pero si es de enfoque manual !!!, le dije... Me miró y respondió escuetamente: "recuerda: ME LO TIENES QUE DEVOLVER". Se giró sonriente y se largó.
Al día siguiente lo monté en la cámara y salí a probarlo.
Construcción imponente, soberbia; anillo de enfoque con un giro sedoso y preciso, ni una holgura.
Una hiperfocal brutal, a partir de 3-4 metros todo estaba a foco en infinito. Y cualquier escena se enfocaba en 2 segundos (sí, sí, dos segundos) gracias a que confirmaba el foco con el puntito verde del visor y el rojo central del cuadro.
No era pequeño pero sí más reducido y ligero que el canon 35mm f1,4.
Yo, que he odiado toda mi vida los objetivos manuales porque no tengo buena vista, conseguí enfocar con exactitud todas las fotos que hice. Todas. No me lo podía creer, y sin estar media vida enfocando; bastaba con una leve "caricia" en el anillo de enfoque y ¡zás!, todo en su punto más dulce.
Corrí a casa a ver el resultado. Cuando empezaron a salir en pantalla las fotos me quedé petrificado: nitidez brutal (en 21 Mp), colores, saturación, contraste, texturas... Centro perfecto, esquinas intachables...
Un poco de viñeteo an aberturas grandes y una ligera distorsión, pero nada importante; casi todos lo hacen... pero peor. Aberraciones practicamente invisibles, en fín, nunca había visto tanta calidad.
Le llamé a mi amigo y le dije: "... snif... ¿qué año dices que te lo tengo que devolver...?, snif...
Sonrió y me dijo: "Ya te lo dije, no haberlo probado".
No me quedó más remedio que entregárselo... y comprarme uno. Ya no puedo vivir sin él. Y ahora, cada vez que veo lo que es capaz de hacer este objetivo se me saltan las lágrimas, pero de alegría.
Mi amigo Germán Pierre y 900 eurakos tienen la culpa de que yo sea un tipo feliz. Y en cuanto pueda caerá el 18mm, porque con un Distagon no me da miedo enfocar a mano, lo hago casi tan rápido como con el AF, y he descubierto que la fotografía puede ser mucho más placentera y divertida.
Señoras y señores, prueben un Distagon y verán. O mejor no, no lo hagan, acabarán comprándolo.
Luego no digan que no les avisé...
Saludos.
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