Temperatura de color / Balance de blancos
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, 14/04/11 at 22:11:00 (24012 Visitas)
Como solemos decir, la fotografía es luz. Sin luz no hay foto. Por tanto si dominamos la luz de una escena o sabemos aprovechar la luz que hay, tenemos mucho ganado. Sin embargo dominar la luz no sólo es saber exponer correctamente, que también, sino saber como interpretar con la cámara la temperatura de color correspondiente a los distintos tipos de luz nos podemos encontrar en la escena.
Cada fuente de luz emite un tono distinto, lo que se llama una temperatura de color distinta. Aunque el concepto pueda parecer confuso inicialmente basta con imaginarnos la luz dura de un día soleado a las 12h y luego una luz de atardecer, del mes de agosto a las ocho y media de la noche… son luces con tonos totalmente distintos.
Tabla con indicaciones de valores aproximados de unidades Kelvin con distintos focos de luz.
La temperatura de color se expresa en Kelvin (K), y como podemos ver en el gráfico cada unidad está asociada a un tipo de luz distinta.
Para trasladar todo esto a nuestras fotos tenemos que ajustar correctamente el balance de blancos en nuestra cámara, o bien disparar las fotos en formato RAW y luego, al procesarlas, ajustar correctamente este balance de blancos; otra de las grandes ventajas de trabajar en RAW es que tenemos control total del balance de blancos en nuestras fotos de manera cómoda y segura.
Ejemplo de menú de Balance de blancos (5D MarkII) en dónde podemos escoger el tipo de luz que tiene la escena,
dejar que la cámara lo elija automáticamente,ajustarlo personalizado o asignar directamente el valor en unidades Kelvin.
A través de la cámara y si disparamos en jpg es básico ajustar bien el balance de blancos. Para ello tenemos varias opciones por defecto: automático (la cámara ajusta en cada caso el balance por si misma), luz de día, sombra, nublado, Tungsteno, luz fluorescente blanca, flash y finalmente personalizado y ajuste por temperatura de color en kelvin (ajustamos directamente el valor que queremos en kelvin). Hay que saber que el ajuste automático suele errar bastante sobre todo en entornos poco iluminados y/o iluminados con luz artificial, y acierta bastante el condiciones de luz favorables (de día y con Sol). La opción de ajuste “personalizado” consiste en usar una foto hecha por nosotros mismos a una cartulina blanca o de gris neutro y usar la imagen como referencia para la temperatura de color. El problema es que al mínimo cambio de luz ese balance dejará de sernos útil. Lo mismo pasa con la opción de ajuste directo por temperatura de color, y es que o conocemos exactamente el valor de la luz que tenemos o mejor no usarlo; eso sí, es muy útil usado por ejemplo en estudio, en dónde sabemos con certeza la temperatura de color de los focos que usemos.
Ejemplo de la misma foto con distintos valores de temperatura de color. Como podemos ver el que más se acerca a la
realidad es de 5000K, que equivaldría a luz solar de mediodía. Sin embargo se puede aprovechar un balance de blancos "errado" para
obtener fotografías con tonalidades más acordes con lo que queramos transmitir (más o menos calidez por ejemplo).
La mejor opción para obtener un balance de blancos correcto es disparar siempre las fotos en formato RAW; puede parecer tedioso al principio por tener que procesar más las fotos, por necesitar más espacio de disco duro, porqué las tarjetas de memoria en la cámara se llenan antes… sí, cierto todo ello, pero a cambio tenemos un archivo que podemos corregir fácilmente y a nuestro antojo sin pérdida de calidad.
Otro ejemplo, esta vez interior y de noche, con luces de tungsteno y de velas. Nuevamente podemos apreciar el significativo cambio
de tonalidad que coge la foto con los distintos valores de temperatura de color aplicados. Por supuesto el correcto es el de 2700K.
Este es uno de los principales problemas que nos encontramos al disparar en interiores y con luces de tungsteno y es que
nuestras cámaras tienden a amarillear las fotos con el balance automático, por lo que es fundamental disparar en RAW y corregir esto
a posteriori o hacerlo con un balance de blancos personalizado en el momento.
Si disparamos en RAW no importa realmente cómo tengamos ajustado el balance de blancos en nuestra cámara, dado que incluso si estuviese horrorosamente mal ajustado, posteriormente en nuestro ordenador podríamos corregirlo sin problema. Para ello debemos usar uno de los tantos programas de edición que existen (DPP, Lightroom, Photoshop, etc) y ajustar el balance de blancos, ya sea usando la barra de temperatura de color o usando el “gotero” para seleccionar la parte de la foto con ese blanco o gris neutro (lo ideal es usar por ejemplo una carta de gris neutro en una de las fotos y tomarla como referencia).
Ejemplo de parámetros que nos encontramos en Lightroom para ajustar el balance de blancos en una foto en formato RAW.
Si le damos al gotero y clicamos en una parte de la foto que sabemos que es blanca o gris neutra, la foto adquiere automáticamente
un balance de blancos bastante cercano al real. Igualmente tenemos la barra de temperatura de color que nos permite jugar
con la temperatura de color hasta obtener el balance de blancos deseado.
En definitiva, sabiendo usar bien la herramienta del balance de blancos de nuestra cámara lograremos fotos con colores más reales sin problema.