Programados para la belleza
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, 25/08/09 at 19:11:16 (1677 Visitas)
Ando aprendiendo conceptos que antes desconocía: apertura de diafragma, velocidad de obturación, distancia focal, sensores, bloqueo de enfoque. Me divierte tomar apuntes, observar imágenes de otros, mirar la realidad como si estuviera tras un visor, imaginarme posibles modelos para mis fotos, saber cómo debería hacer para que el agua de una fuente parezca de seda, experimentar con todos los botones y fijarme en los planos de las películas.
He debatido sobre la post-producción -¿es manipular quitar lo que estorba? ¿se pueden romper todas las reglas si el resultado te satisface aunque no le guste a nadie más? ¿cómo ha de ser un HDR si me decido a hacerlo algún día?-, he fotografiado todas las flores artificiales de mi casa, espero a que amaine el temporal para estudiar la luz del Templo de Diana, me planteo si sé mirar.
Pero aprendo mucho más. Uno, que todo el mundo hace malas fotos: el secreto está en no enseñarlas. Dos, que la manipulación ha existido siempre, también en los momentos de la película y el revelado y que, además, no hay mayor manipulación que el blanco y negro: ¡la realidad es en color! Tres, que el ojo humano es capaz de deshacerse de todo lo que le molesta. Cuando vemos un paisaje espléndido mirando por la ventanilla de un coche, somos capaces de olvidar las vallas metálicas del campo, los postes y los cables de teléfono. Nuestro cerebro no los procesa. Estamos programados para la belleza. Y, como la fotografía también busca la belleza, aunque nos muestre realidades horribles a menudo, al componer una imagen hay que procurar quitar lo accesorio: la cámara sí lo verá. Aprender a mirar es aprender a observar lo feo, lo que sobra, para eliminarlo.
He tardado casi 33 años en darme cuenta.