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Tema: Ayuda para escribir un Curso de fotografia digital

  1. #25
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    sep 2006
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    Sólo decir que os estais pegando un buen curro y ... Felicidades por el protecto.

    Yo sigo leyendo pero no tengo mucho que aportar ya que no soy nada entendido del tema.
    CANON EOS 5D Mark II; EF 24-105 mm f4 L IS USM; EF 100 mm f2.8 USM Macro; EF 70-300 f4-5.6 IS USM; Speedlite 580EX; ...

  2. #26
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    dic 2006
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    Yo soy nuevo en este foro y no sé si no me meto en camisas de once varas. En cualquier caso doy mi opinión por si fuera útil.
    Sé que Photoshop es el programa más potente que hay en fotografía, pero se supone que el libro va dirigido a novatos que tienen que, incluso adquirir un equipo con lo cual adquirir este software es un carga económica adicional muy importante. Creo que The GIMP que es software libre y gratuito es un programa muy bueno para lo que cuesta y más. Con este programa se puede hacer prácticamente lo mismo que con Photoshop (se que recibiré críticas por este comentario, pero apechugo con ellas) aunque es verdad que no trabaja a 16 bits, pero para iniciarse en el retoque a 8 bits me parece más que digno. Además, en todo caso lo importante no son los programas, sino las herramientas.

  3. #27
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    ago 2006
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    Te agradezco tu comentario Takumar y sin entrar en comparaciones, te diré las dos razones por las que he elegido Photoshop para este libro: Creo que es el programa de retoque más usado incluso en los medios no profesionales y además es el que mejor conozco.
    En cuanto a que no importa el programa sino las herramientas, estoy de acuerdo, pero he querido que los consejos sobre retoque fotográfico se ajusten a procedimientos bien definidos (Photoshop) para facilitar el aprendizaje a los posibles lectores. En todo caso, los usuarios de otros programas pueden aprovechar también las ideas y aplicarlas en sus programas preferidos.
    Saludos

  4. #28
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    dic 2006
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    Entiendo y respeto tu postura, porque es evidente que Photoshop es una referencia a nivel fotográfico.

  5. #29
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    feb 2006
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    Saludos familia!

    Enrike: ante todo felicitarte por lanzarte a la aventura de escribir un libro con tan noble propósito. seguro que no es nada facil, y además ya podemos ver que tiene un curro de pelotas. Dicho esto, y con el único ánimo de exponer mi punto de vista, creo que si el libro está enfocado a principiantes en esto de la fotografía sería más recomendable no incluir en el primer capítulo el tema del retoque fotográfico. Mi sensación al leer ha sido: "C**o! todavía no se pronunciar "obturador", y ya me están hablando de parches, recortes, RAWs, etc... ¡esto es muy complicado!"
    Mi opinión es que primero deberías exponer todas esos pilares básicos de la fotográfia (capítulos 1 al 9), y despues meterte con el tema del Post-proceso, con el ánimo de no liar mucho al respetable. Además veo que tembién tienes un capítulo dedicado al PS, y podrías meterlo todo ahi.

    Pues por ahora solo eso. Te animo a que sigas con ello
    Equipo: Nikon D200; Nikon D70; Nikkor 18/70 DX; Sigma 70/300 APO; Sigma 150 2.8 Macro; Speedlight SB-800; Speedlight SB-26; Trípode Manfrotto 055.

  6. #30
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    abr 2006
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    Esperemos que Enrike vuelva a esta casa después de Navidad...

    Tengo mono de lectura

  7. #31
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    jun 2006
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    mmm algo de eso q esta escribiendo ,..mmm se podria ir metiendo por capitulos o algo, en la revista, no????


    saludos
    desde el desconocimiento y llevado por instinto...
    http://www.flickr.com/photos/jlpineda

  8. #32
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    ago 2006
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    Predeterminado Nueva entrega

    Capitulo 2 (enfocar una imagen)

    Si escalamos el pico más alto del Himalaya, poniendo en grave riesgo nuestra vida y sometiendo a nuestro cuerpo a bajísimas temperaturas, con él único propósito de impresionar a nuestros colegas, amigos y familiares, tendremos que hacernos una fotografía en el momento cumbre, como testimonio irrebatible de nuestra hazaña. Si no tomamos las medidas oportunas y, como consecuencia de ello, la imagen quedase desenfocada, habríamos perdido para siempre la gloria y el respeto que esperábamos alcanzar.

    Con este ejemplo extremo, hemos querido ilustrar el hecho de que no importa el esfuerzo que pongamos en realizar una buena fotografía si, finalmente, sale borrosa. Y ni siquiera Photoshop podrá ayudarnos en este caso.

    El desenfoque es un fenómeno óptico que amenaza permanentemente a todos los fotógrafos, como un lobo hambriento amenaza al cazador solitario perdido en la nieve. Hay que aprender a convivir con él (con el desenfoque), a mantenerlo siempre a raya e incluso a domesticarlo para servirnos de él en alguna ocasión, pero en ningún caso hay que perderlo de vista ni darle la espalda porque tan pronto como lo hagamos, saltará sobre nuestro cuello en el peor momento: en la helada cumbre del Everest, por ejemplo.

    Es tanta la importancia de comprender y aprender a controlar el enfoque y su lado oscuro, el desenfoque, que dedicaremos la totalidad de este capítulo a ese único objetivo.

    -Pero, ¿es realmente tan difícil enfocar bien una fotografía o estamos exagerando?

    En las siguientes páginas veremos que puede ser tan sencillo como abrir un grifo o tan difícil como resolver una ecuación diofántica, dependiendo de las circunstancias que concurran en el momento de tomar la fotografía. Nuestra misión es prepararle para afrontar, con posibilidades de éxito, cualquier situación que pueda presentársele.

    Pero, ¿qué es el enfoque?

    Para que la imagen del mundo real pueda ser capturada en un sensor digital es necesario que la luz solar (o artificial) rebote sobre los objetos, penetre a través del objetivo en el interior de nuestra cámara y excite las celdillas sensibles a la luz de las que está formado el sensor digital.

    El objetivo de una cámara, en su versión más básica, está formado por una lente de vidrio tallado que posee la extraordinaria propiedad de reorganizar los haces de luz procedentes del mundo exterior y hacerlos converger ordenadamente sobre el sensor digital, reconstruyendo en él una réplica a pequeña escala del mundo exterior.

    Dedicaremos este apartado a obtener un “modelo metal” de este sorprendente y casi mágico proceso antes de entrar a abordar cuestiones prácticas.

    - Un momento, un momento, pero ¿para qué me va a servir ese modelo mental?

    Esa es una buena pegunta porque son muchos los fotógrafos que no tienen ese modelo mental y hacen fotografías tan buenas como los demás. Sin embargo, creemos que existen tres buenas razones para dedicarle algunos minutos:

    - Satisface nuestra legítima aspiración a comprender los misterios de la naturaleza.
    - Nos ayudará a recordar ciertos conceptos prácticos y teóricos muy útiles.
    - El modelo mental funciona como una suerte de oráculo capaz de respondernos (dentro de nuestra propia mente) a algunas de las preguntas que nosotros mismos nos haremos del tipo: ¿por qué ha ocurrido esto? o ¿qué habría que hacer para evitar o conseguir esto o aquello?

    Empecemos, pues:

    El mundo real que pretendemos fotografiar está formado por una inmensa cantidad de puntos luminosos de diferente color.
    -Exactamente, ¿cuántos puntos?

    La respuesta sería una astronómica cifra formada por muchos ceros aunque, a efectos prácticos, supondremos que la escena que vamos a fotografiar, está formada por tantos puntos como celdillas (entre 5 y 20 millones) posee el sensor de nuestra cámara. Puesto que el resto de puntos no serán registrados en la imagen final, podemos olvidarnos de ellos.

    Pero para simplificar aún más la explicación que se avecina, prescindiremos momentáneamente de todos los puntos menos de uno de ellos y lo llamaremos “punto A”.

    - Pero, ¿que tiene de especial el punto A?

    Nada, es sólo un punto cualquiera de la escena elegido al azar. El punto A puede emitir luz propia si, por ejemplo, forma parte del filamento de una bombilla, de la pantalla de nuestro ordenador o del Sol; pero también puede reflejar la luz que le llega procedente de una fuente luminosa si el punto A formase parte, por ejemplo, de la superficie de una mesa, de una roca o de la hoja de un árbol. Pero eso no importa demasiado ahora. Lo que importa es que desde el punto A emerge un cono de luz formado por millones de finísimos rayos de luz que alcanzan el objetivo de nuestra cámara.

    -¿Y por qué un cono y no un prisma o una esfera?

    En realidad el punto A emite rayos en todas las direcciones del espacio pero la mayoría de ellos se estrellan contra las paredes, las montañas o se pierden en el espacio. Sólo una pequeña cantidad de esos rayos nos interesan como fotógrafos y son los que alcanzan el objetivo de nuestra cámara, penetran en su interior, y se proyectan sobre el sensor. Y si caemos en la cuenta, el conjunto de rayos de luz que parten del punto A y llegan a nuestro objetivo tienen forma de cono, con su vértice en el punto A y su base en nuestro objetivo que, al ser circular, configura un perfecto cono de luz y no un prisma o una pirámide. Y son los conos de luz que unen a los puntos del mundo exterior con nuestro objetivo, los únicos que pueden transferir la información luminosa que la cámara necesita para recrear sobre el sensor, una réplica bidimensional de ese otro universo tridimensional que existe al otro lado del objetivo.

    - Si, hasta ahora lo veo claro, pero ¿qué ocurre con el cono de luz que llega al objetivo procedente del punto A?

    Aquí empieza el auténtico prodigio. La lente del objetivo ha sido tallada con tal destreza y buen juicio que es capaz de cambiar la trayectoria de cada uno de los rayos de luz divergentes que proceden del punto “A” para hacerlos converger nuevamente en un único punto sobre el sensor, formando, al hacerlo, un “cono invertido” de igual base (el objetivo) pero de distinta longitud que la del cono entrante. La punta de ese cono de luz invertido es una representación virtual A’ del punto real A donde toda la energía luminosa del cono de luz entrante se ha concentrado nuevamente para excitar una de las celdillas-píxeles del sensor de la cámara que luego dará lugar a un punto imagen (píxel) en nuestra imagen fotográfica.
    Como no podría ser de otro modo, el objetivo de la cámara es capaz de procesar simultáneamente todos los conos de luz que proceden de los millones de puntos que forman la escena real y hacerlos converger sobre el sensor de la cámara perfectamente ordenados y respetando las posiciones relativas que ocupan en el mundo real.

    Y la reordenación minuciosa y precisa de millones de conos de luz, formados a su vez por trillones de rayos luminosos, la realiza el objetivo en silencio, sin gastar un ápice de energía y en tiempo real. ¿Hay algún otro prodigio técnico equiparable en elegancia, efectividad y sencillez a este?
    El resultado de la inversión de los conos de luz es que cada punto de la escena real (A, por ejemplo) es reproducido sobre el sensor mediante otro punto equivalente (A’), formando así, sobre la superficie del sensor de nuestra cámara, una imagen completa y detallada del mundo real.
    Pero en esta historia, como en todas las buenas historias, hay un villano. Y se llama desenfoque. Conozcámoslo.

    Cuando los vértices de los conos de luz invertidos se sitúan exactamente en el plano de la superficie del sensor, hablamos de una imagen “enfocada” o “nítida”. En tal caso, cada punto del mundo real (A, B, C, etc.), queda representado por un punto equivalente (A’, B’, C’, etc.) sobre el sensor.

    El desenfoque surge cuando los conos de luz invertidos no convergen exactamente sobre la superficie del sensor. Si convergieran después proyectarían sobre él un pequeño círculo en lugar de un punto porque los rayos de luz se estrellarían sobre el sensor antes de que pudieran alcanzar el punto de convergencia. Si el cono de luz invertido convergiese en un punto situado unos milímetros por delante de la superficie del sensor, los rayos de luz seguirían sus caminos rectilíneos y comenzarían a separarse de nuevo y al impactar contra el sensor, formarían un pequeño círculo y no un punto.

    -Es decir, que tanto si los conos de luz invertidos convergen antes o después de la superficie del sensor, producen círculos en lugar de puntos. Pero ¿es eso importante?

    Su importancia es decisiva para el tema que nos ocupa porque ese es el origen de la borrosidad, producida por el desenfoque, la razón de que nosotros tuviésemos que escribir este capítulo y usted leerlo.

    El auténtico problema surge cuando los círculos de luz invaden el territorio de los que tienen al lado. La información luminosa (color e intensidad) correspondiente a un punto de imagen se difunde sobre un área más o menos extensa (dependiendo de la amplitud del círculo) y se entremezcla con la información de los puntos cercanos creando una confusión que nuestro cerebro percibe como “borrosidad” o “desenfoque”.
    La información procedente del mundo exterior se ha degradado porque los conos de luz invertidos se han hecho demasiado largos o demasiado cortos y al estrellarse contra el sensor han producido círculos en lugar de puntos.

    -La pregunta que ahora se me ocurre es esta: ¿por qué el fabricante de la cámara no ha puesto el sensor a la distancia correcta del objetivo para que los conos de luz converjan exactamente en su sitio y no antes o después?

    La razón de que no lo haya hecho es que la longitud de cada uno de los conos de luz invertidos depende de la longitud del correspondiente cono de luz entrante. O dicho de otro modo, cada punto del mundo exterior, en función de su distancia a la cámara, converge a una distancia diferente. Los puntos más lejanos, convergen antes y los más cercanos, después. Los conos de luz entrantes más largos producen conos de luz invertidos más cortos y viceversa.

    Para conseguir imágenes nítidas (enfocadas) de escenas situadas a diferentes distancias de la cámara, el fabricante ha colocado en el objetivo un anillo de enfoque para que el usuario regule la distancia del objetivo al sensor en función de la distancia de la escena a la cámara, o lo que es lo mismo, para que separe o acerque el objetivo al sensor hasta conseguir que todos los conos de luz converjan exactamente sobre la superficie del sensor.

    -Pero, ¿eso es todo? ¿Bastaría entonces con ajustar correctamente el anillo de enfoque para obtener imágenes nítidas?

    En teoría sí, pero en la práctica las cosas más sencillas pueden complicarse hasta el infinito. Existe un problema adicional, de difícil solución, que se produce cuando se fotografían escenas en las que existen puntos que están muy cerca de la cámara y otros que están muy lejos y es imposible enfocar al mismo tiempo conos de luz de diferente longitud. Se pueden enfocar al mismo tiempo todos los puntos que estén a la misma distancia del objetivo, pero el resto quedan más o menos desenfocados, en función de su lejanía relativa al plano de enfoque que está situado a la distancia que se ha ajustado en el anillo de enfoque. Por ejemplo, si se ajusta el anillo de enfoque a 5 metros, el plano de enfoque estará situado frontalmente a cinco metros de la cámara y todo aquello que esté a distancias más alejadas o más cercanas de 5 metros, quedará desenfocado.

    Y es esa circunstancia la que constituye una eterna preocupación para cualquier fotógrafo que aspire a la perfección. Y no se trata ya de reducir o evitar el desenfoque, sino de aprender a confinarlo en el lugar de la imagen donde menos estorbe o, en el límite del virtuosismo, a servirse de él para conseguir mejores fotografías.

    Pero estamos hablando de todo un arte cuyo dominio, además de experiencia y claridad mental, va a requerir de nosotros un permanente esfuerzo físico (en concepto de desplazamientos) e intelectual para desarrollar la mejor estrategia de combate contra nuestro sempiterno enemigo, y ocasional aliado, el desenfoque.
    Pero prosigamos perfeccionando el modelo mental del enfoque.

    Focal o distancia focal
    Cada objetivo queda definido por una característica fundamental que se denomina indistintamente “focal” o “distancia focal”. Los objetivos llamados “fijos” o “de focal fija” han sido construidos con una focal predeterminada, mientras que los objetivos llamados “de focal variable” o “zoom” poseen una focal variable dentro de un rango definido por el fabricante. Se llama “teles” a las distancias focales más largas mientras que “grandes angulares” a las distancias focales más cortas. Por extensión, también se llaman “teles” y “grandes angulares” a los objetivos que poseen estas características.

    En cualquier caso, en el momento de disparar la cámara, el objetivo ya sea zoom o fijo, estará configurado (de fábrica si es fijo o por el propio usuario si es zoom) a una determinada distancia focal que determinará, por ejemplo, la amplitud del encuadre que se aplicará sobre la escena.
    -Pero, ¿qué es exactamente la focal de un objetivo?

    La distancia focal de un objetivo se mide en milímetros y es la distancia a la que ese objetivo enfoca los puntos situados muy lejos, en el infinito. Así que un objetivo de una focal de 50 milímetros, por ejemplo, hace converger a 50 milímetros de la lente los conos de luz que proceden del infinito.

    Si recordamos que cuanto más largo sea un cono de luz entrante, más pequeño será el cono invertido a que da lugar y que penetra hasta el sensor, concluiremos que un punto A situado en el infinito será enfocado a la menor distancia posible del objetivo. Y, en efecto, el fabricante de objetivos (astutamente) coloca el tope de giro del anillo de enfoque en el infinito porque sabe que no será necesario acercar más la lente al sensor debido a que nada puede estar más alejado que el infinito.

    - Bien, ya he comprendido que los conos de luz invertidos más pequeños se producen cuando la luz procede del infinito. Pero, ¿qué pasa con los puntos más cercanos?

    A medida que la escena se acerca a la cámara, los conos de luz entrante se hacen más cortos y, en consecuencia, los conos de luz invertidos se hacen más largos y, por lo tanto, para enfocarlos tenemos que alejar el objetivo del sensor (girando el anillo de enfoque) para que los conos de luz tengan espacio suficiente para poder converger y no se estrellen prematuramente contra el sensor formando círculos (borrosidad) en lugar de puntos (nitidez).

    Añadiremos que el anillo de enfoque posee también otro tope que le impide enfocar objetos demasiado cercanos porque de no existir ese tope, el objetivo se saldría de la cámara y caería al suelo. Este límite, impuesto por el fabricante, es el que determina, en cada objetivo, la distancia mínima a la que se puede fotografiar un objeto bien enfocado.

    El infinito fotográfico
    -Antes de seguir adelante, me gustaría saber un poco más sobre el infinito. ¿Cuánto es, exactamente, “infinito”?

    Ciertamente el término “infinito” parece un tanto exagerado para describir cualquier distancia, por muy amplia que esta sea. Pero existe una buena razón para haber elegido este término en fotografía.

    Ya hemos dicho que los conos de luz invertidos tienen una longitud que depende de la distancia a la cámara de los puntos que forman la escena pero, por fortuna para nosotros, los conos de luz invertidos tienden a estabilizarse, en lo que se refiere a su longitud, en torno a la focal del objetivo. Es decir que, por ejemplo, los puntos situados entre 20 metros y 100 millones de kilómetros (o más) de la cámara, están, a efectos prácticos, a la misma distancia (a infinito), lo que significa que si ajustamos el anillo de enfoque a 20 metros, estaremos enfocando todos los puntos que estén más allá de 20 metros y hasta el infinito. Expresado técnicamente, diríamos que todos los conos de luz entrantes de más de 20 metros, producen conos de luz invertidos de la misma longitud (la focal del objetivo) y que, en consecuencia, al enfocar uno, se enfocan todos.

    - Si, pero, ¿supongo que la distancia de 20 metros era sólo un ejemplo? ¿Cuál es realmente la distancia mágica de enfoque a partir de la cual todo queda enfocado? ¿Cuál es el infinito fotográfico? ¿Qué distancia representa, para entendernos, el "ocho tumbado" que hay grabado en mi objetivo?

    Una vez más, la respuesta es un irritante “depende”.

    -Pero, ¿de qué depende?

    De varios factores, pero vamos a considerar ahora el principal: la distancia focal.

    Si enfocamos un tele al infinito (girando el anillo hasta el tope), comprobaremos que, por ejemplo, los objetos situados a menos de 50 metros (por ejemplo) empiezan a mostrar borrosidad, tanto mayor cuanto más cerca se encuentren.

    Por el contrario, si enfocamos al infinito un gran angular, veremos que sólo los objetos a menos de 15 metros (por ejemplo), muestran borrosidad.

    Así que, la conclusión práctica que hay que sacar de estas observaciones es que cuanto mayor sea la distancia focal de un objetivo, el juste del anillo de enfoque al infinito (al tope) nos proporcionará una menor distancia de seguridad de enfoque garantizado. O, dicho de otro modo, el infinito es diferente para cada focal.

    En general, cuando se enfoca al infinito (al tope) los teles son propensos a desenfocar los puntos relativamente cercanos, mientras que los grandes angulares pueden enfocar buena parte (los menos cercanos) de esos puntos que los teles desenfocan.

    La profundidad de campo
    Ya hemos visto que para conseguir una imagen completamente nítida, necesitamos enfocar todos los conos de luz invertidos sobre el sensor, pero también hemos visto que si la escena se compone de puntos que están a diferentes distancias, es imposible conseguir conos de luz invertidos de igual longitud y, por tanto, si enfocamos unos, desenfocamos otros. Se exceptúa de esta regla los puntos situados más allá del infinito si el anillo de enfoque está ajustado al tope del infinito.
    Pero este problema no puede impedirnos hacer fotografías. Tenemos que desarrollar estrategias para controlar al enfoque, en la medida en que esto es posible.

    Los fotógrafos manejan el concepto de “profundidad de campo” para definir el bloque de espacio tridimensional que tienen ante sí, en el que los puntos de imagen saldrán razonablemente nítidos.

    Si consideramos la pirámide que tiene su vértice en nuestra cámara y su base en el rectángulo del encuadre de nuestra cámara, existe un tronco de pirámide, encajado en alguna parte de esa pirámide imaginaria, que contiene todos los puntos que van a salir nítidos. A ese tronco de pirámide se le denomina “profundidad de campo”.

    -Pero ¿dónde está ese tronco de pirámide? Cómo puedo meter en él los puntos que quiero que salgan nítidos?

    No es esa tarea fácil, porque si bien podemos desplazar ese tronco de pirámide hacia atrás y hacia delante girando el anillo de enfoque de nuestra cámara, no siempre podemos englobar todos los puntos que nos interesan en ese volumen. Por ejemplo, si queremos fotografiar una mariposa situada a 30 cm y una flor a 2 metros, es probable que no lo consigamos.

    Sin embargo, si cambiamos el punto de vista desplazándonos transversalmente, es posible que consigamos colocar a la mariposa y la flor a la misma distancia de la cámara y entonces ambos elementos pueden aparecer enfocados.

    Pero, volviendo a la profundidad de campo, hay que decir, en primer lugar, que los límites de ese tronco de pirámide no son precisos. En realidad, el grado de enfoque de un punto cualquiera A varia de manera continua en función del tamaño del circulo de intersección del correspondiente cono de luz con la superficie del sensor. Cuando hablamos de áreas de enfoque o desenfoque, queremos siempre decir “aproximadamente”, es decir, podríamos suponer que en realidad todos los puntos están siempre desenfocados (producen círculos en lugar de puntos), pero que algunos presentan un desenfoque admisible (aparecen nítidos en la imagen) y otros no porque salta a la vista que están emborronados.

    Aclarado este punto, proseguimos avanzando en el conocimiento del enfoque afirmando que “el desenfoque se hace más intenso cuando un punto A está en nuestro lado del plano de enfoque que cuando está en el contrario”. Esto significa que si, por ejemplo, enfocamos a 5 metros, un punto que estuviese a 4 metros aparecería más desenfocado que si estuviera a 6 metros, aunque ambos estén separados 1 metro del plano de enfoque que estaría a 5 metros. Esta importante característica se puede expresar prácticamente diciendo que “el área de enfoque (profundidad de campo) se extiende una unidad hacia la cámara y dos unidades en dirección contraria en relación con el plano de enfoque”.

    Si, por ejemplo, queremos enfocar simultáneamente un objeto situado a 1 metro y otro a 4 metros, deberíamos enfocar a 2 metros. Esto no nos garantiza que queden enfocados ambos extremos, pero sí que ambos serán representados con el mismo grado de desenfoque/enfoque.
    Llegados a este punto haremos una consideración nemotécnica que nos ayudará a recordar cuando existe menor profundidad de campo y cuando más.

    Para ello consideremos que cuanto más pequeños sean los conos de luz invertidos más fácil resulta que queden enfocados y cuanto más largos, más posibilidades hay de que no converjan en el mismo plano, de la misma forma que existe más riesgo de tropezar cuanto más largo es el trayecto recorrido.

    Ahora recordemos que los conos de luz invertidos más cortos se producen cuando los objetos están muy alejados y al utilizar focales muy cortas (grandes angulares), así que, en la medida que fotografiemos escenas cuyos puntos estén muy alejados o lo hagamos con grandes angulares, mayor profundidad de campo conseguiremos y menos dificultades tendremos en obtener imágenes nítidas en todos sus puntos. Es decir, la dificultad de enfocar simultáneamente puntos que están situados a diferentes distancias de nuestra cámara decrece en la medida que el conjunto de puntos se aleja de nuestra cámara ya sea porque nos alejamos físicamente (caminando) o porque nos alejamos óptimamente moviendo el Zoom hacia el lado del gran angular.

    En resumen, nuestra atención en el enfoque deberá extremarse, siempre que usemos focales largas o fotografiemos objetos cercanos.

    El diafragma y el enfoque
    Acabamos de ver que a todo lo que se puede aspirar es a enfocar (aproximadamente) los puntos contenidos en un bloque de espacio en forma de pirámide truncada (profundidad de campo) y que debemos recurrir al ingenio para colocar dentro de esa área todo lo que nos interesa que aparezca nítido. También hemos visto que la profundidad de campo es tanto más amplia cuanto más lejos enfoquemos y cuanto menor sea la focal utilizada.

    Pero además de estos factores, existe un hecho notable que nos va a permitir ejercer cierto control sobre la profundidad de campo a través del ajuste del diafragma.

    El diafragma es un orificio regulable interpuesto en el interior del objetivo. Si reducimos el diámetro del diafragma estaremos reduciendo la anchura del cono de luz entrante y del correspondiente cono invertido, haciéndolos más finos.

    Si ahora imaginamos el efecto que tiene el adelgazamiento de los conos de luz sobre el enfoque, caeremos en la cuenta de que nos ayudará a reducir el desenfoque.

    -¿De qué manera?

    De una manera muy eficaz y simple. Si recordamos que la cuantía del desenfoque está determinada por el tamaño del círculo de intersección de un cono de luz invertido con la superficie del sensor, al reducir el grosor de ese cono, el tamaño del círculo también se reducirá y, al hacerlo, la imagen aparecerá más nítida.

    Al reducir la abertura del diafragma, los puntos enfocados seguirán enfocados, pero los desenfocados quedarán más enfocados (los círculos se harán más pequeños) lo que, en términos de profundidad de campo, significa que al cerrar el diafragma la profundidad de campo crece. Esto equivale a afirmar que para una misma escena y una misma focal, la abertura del diafragma remodelará el mapa tridimensional de desenfoque.

    -Así que, ¿cerrando al máximo el diafragma conseguiré enfocar todos los puntos de la imagen, estén lejos o cerca?

    En teoría, si se cierra el diafragma lo suficiente, los conos de luz invertidos se volverían tan delgados que siempre quedarían enfocados, pero existe un problema.

    Al cerrar el diafragma, la cantidad de luz que contiene el cono se reduce (al hacerse más delgado) y al alcanzar el sensor no posee la suficiente energía luminosa como para excitar la correspondiente celdilla. Esta circunstancia produciría imágenes subexpuestas, sin detalle y muy oscuras.

    Así que el remedio de cerrar el diafragma está supeditado a la cantidad de luz que posee la escena. En días luminosos, tendremos más facilidad para conseguir mayor profundidad de campo cerrando el diafragma, pero cuando la iluminación es escasa, esta solución no se puede aplicar porque nos veremos obligados a mantener el diafragma totalmente abierto con objeto de evitar imágenes oscuras (subexpuestas).

    Por la misma razón apuntada, los objetivos muy luminosos, es decir, con un diámetro de lente muy amplio, además de más costosos y de ser capaces de obtener fotografías correctas de escenas poco iluminadas, poseen menor profundidad de campo si se usan con el diafragma abierto al máximo que es cuando justifican el precio que hemos pagado por ellos.
    Terminaremos este apartado teórico añadiendo que al cerrar el diafragma, se manifiesta un efecto adverso llamado “difracción” que incrementa la borrosidad de la imagen. La difracción se produce cuando los rayos de luz del cono entrante tropiezan con el borde del diafragma y salen rebotados en direcciones aleatorias como la pelota que golpea el borde de la red en una cancha de tenis y entra en el campo contrario siguiendo una trayectoria incontrolada.

    - Pero, ¿la difracción no se produce siempre?

    Si, ocurre siempre pero cuando el diafragma es muy pequeño la circunferencia es relativamente mayor en relación con el área del orificio circular y el efecto se hace más evidente, es decir, la proporción de rayos de luz rebotados se incrementa en relación con los rayos que han pasado limpiamente por el orificio.

    Así que, a partir de ahora, debemos hacer la doble consideración de que cuando cerramos el diafragma aumenta la profundidad (y aumenta la posibilidad de enfocar simultáneamente puntos lejanos y cercanos) pero sin olvidar que al hacerlo estamos incrementando otro tipo de borrosidad general que afecta tanto a los puntos desenfocados como a los enfocados.

    La borrosidad generada por la difracción se manifiesta más en los teleobjetivos y cuando se fotografían objetos muy cercanos, es decir, cuando los conos de luz invertidos se hacen más largos y los rayos desviados (al rebotar contra el borde) tienen más espacio para ampliar esa desviación.

    - Bien, entonces si lo he entendido bien, al cerrar el diafragma consigo reducir el desenfoque en los puntos desenfocados, pero al mismo tiempo aumento el desenfoque general por difracción. ¿Qué es peor?

    Una vez más usted tiene que encontrar el mejor compromiso en cada fotografía entre lo que gana y lo que pierde, en base a su experiencia. Afortunadamente la difracción sólo alcanza un nivel significativo cuando el diafragma se cierra a los valores mínimos y esto rara vez ocurre. Puesto que cada objetivo tiene un comportamiento diferente, e incluso dentro del mismo objetivo el mapa tridimensional de enfoque varía en función del diafragma, la focal y la distancia de enfoque, lo único que podemos recomendarle es que conozca a fondo el comportamiento de su objetivo y que, en base a ese conocimiento, tome la decisión menos mala.

    Para conocer su objetivo, le recomendamos realizar las pruebas de evaluación que se describen en el apartado “Conozca su objetivo”.

    A manera de resumen
    Todo lo dicho anteriormente se puede resumir así:
    En teoría, sólo se pueden enfocar los puntos de un plano imaginario (plano de enfoque) situado frontalmente frente a la cámara a la distancia ajustada en el anillo de enfoque del objetivo. Sin embargo, los puntos más cercanos a ese plano pueden experimentar un grado de desenfoque tan leve que, a efectos prácticos, pueda considerárseles enfocados.

    Se denomina “profundidad de campo” al tronco de pirámide que contiene a todos los puntos de la escena que saldrán “razonablemente” bien enfocados. La profundidad de campo (la región en la que se consigue enfoque razonable) se hace mayor con la lejanía de la escena, con las focales más cortas y con los diafragmas más cerrados.

    La profundidad de campo se extiende 1/3 hacia la cámara y 2/3 en dirección contraria en relación con el plano de enfoque.

    El infinito fotográfico es la distancia de enfoque a partir de la cual, todos los puntos situados detrás quedan enfocados. El infinito coincide con el tope de ajuste del anillo de enfoque y está más alejado en las focales largas (teles).

    Enfocando imágenes
    Con la ayuda del modelo mental en el que hemos estado trabajando, abordaremos con cierta ventaja los aspectos prácticos del enfoque y la resolución de la mayoría de situaciones que se nos puedan plantear.

    A la hora de enfocar una imagen, debemos conseguir que todos los puntos que necesitamos que aparezcan nítidos, queden englobados dentro del espacio definido por la profundidad de campo. Sin embargo, este propósito, puede volverse, en algunos casos, muy difícil de conseguir debido a que no podemos visualizar con claridad esa área, sino, todo lo más, intuirla e imaginarla a partir de los conocimientos teóricos y de la propia experiencia.

    A continuación veremos una serie de supuestos aderezados con algunas reflexiones sobre la forma de afrontar algunas de las dificultades que podemos encontrar, aunque hay que advertir aquí, que la fotografía como casi todo, es un compromiso difícil entre la astucia, la oportunidad, el conocimiento y la experiencia para alcanzar, en cada caso, la mejor solución posible.

    Cambiar el punto de vista
    Para conseguir un enfoque correcto, debemos tener en cuenta que, además de los ajustes que podamos hacer en la cámara sobre la focal (maniobrando el zoom), el enfoque (ajustando el anillo de enfoque) y el diafragma (regulando la abertura), siempre contaremos con la posibilidad de variar el punto de vista y, en algunos casos, la posición relativa de los objetos dentro de la escena.

    Veamos algunos ejemplos:

    -El motivo está a 15 metros pero en el encuadre aparece la rama de un árbol situada a sólo 2 metros. Para solucionar el problema nos desplazamos lateralmente hasta que la rama salga del encuadre.

    -El motivo es un caballo situado en dirección a la cámara. Si enfocamos la cabeza, la grupa aparecerá desenfocada. Variando el punto de vista, conseguiremos que la cabeza y la grupa queden a una distancia más pareja y así obtendremos un mejor enfoque de ambos extremos, en especial si enfocamos a un plano situado a 1/3 de la cabeza y a 2/3 de la grupa.

    -Si nos disponemos a fotografiar a varias personas, podemos pedirles que cambien de situación para que sus respectivas distancias a la cámara sean similares. Si no podemos actuar sobre las personas, tal vez podemos movernos alrededor de ellas hasta conseguir la posición más ventajosa posible.

    -Si se trata de objetos inanimados, debemos considerar la posibilidad de cambiar sus posiciones para colocarlos dentro del área definida por la profundidad de campo de nuestra cámara. A veces es suficiente desplazar un solo objeto (generalmente el más cercano) para conseguir un buen enfoque general.

    Mecanismos de enfoque
    Hasta ahora, con ánimo de simplificar, hemos estado hablado de un anillo de enfoque que al ser girado por el usuario, acerca o retira del sensor la lente del objetivo.

    En la práctica, existen varios mecanismos y sistemas de enfoque que cada fabricante aplica a los diferentes modelos de cámaras que saca al mercado.

    La primera clasificación que cabe hacer de los sistemas de enfoque se refiere a si lo realiza el usuario, y entonces es manual, o si se encarga de hacerlo la cámara y en tal caso es automático.

    Los sistemas automáticos se clasifican a su vez en activos y pasivos. En los métodos pasivos la cámara utiliza la luz que recibe de la escena para enfocar, buscando, por ejemplo, la posición del objetivo que genera imágenes del mayor contraste posible, señal inequívoca de que la borrosidad es mínima, puesto que la borrosidad disuelve el detalle y, al mismo tiempo, el contraste.

    En los métodos activos, la cámara emite ultrasonidos o haces de luz para “palpar” los objetos situados frente a ella y así calcular la distancia a la que se encuentran.

    Cada sistema tiene sus ventajas e inconvenientes. Los pasivos no trabajan bien con escenas poco iluminadas o sin detalles, como una pared lisa, mientras que los activos pueden equivocarse si existe, por ejemplo, un vidrio, una reja o cualquier otro obstáculo interpuesto.
    Tendrá que practicar con el sistema que incorpore su cámara, leyendo con atención las recomendaciones del fabricante y consultando a usuarios con más experiencia en el manejo de su modelo de cámara.

    En los casos más difíciles, cuando el sistema de enfoque automático no funciona, siempre podrá recurrir al enfoque manual para conseguir el mejor ajuste posible.

    Por lo general, las cámaras reflex de alta gama son las que proporcionan enfoques más rápidos y precisos.

    Bloqueo del enfoque
    Una de las técnicas más eficaces y extendidas en este terreno es la de bloqueo del enfoque. Veamos como funciona y los principios en los que se basa.

    Para empezar hay que señalar que, puesto que una escena puede estar formada por puntos cercanos y lejanos, el fabricante asigna un punto de enfoque (generalmente el centro del visor) donde el mecanismo de enfoque automático evalúa la distancia.

    Supongamos que nos disponemos a fotografiar una escena constituida por un árbol en primer término, una fuente a media distancia y un fondo vegetal lejano. Puesto que deseamos enfocar la fuente, encuadramos situando la fuente en el centro del visor, activamos el enfoque automático y obtenemos una imagen de la fuente perfectamente nítida sobre un fondo desenfocado.

    El problema surge si queremos situar la fuente, una vez enfocada, en un lado del encuadre. En tal caso, la cámara (que desconoce nuestras intenciones) puede enfocar de nuevo sobre el fondo lejano o tal vez sobre el árbol y, como consecuencia, la fuente aparecerá desenfocada en la fotografía.

    Para enfocar con el enfoque automático objetos que no estén situados en el centro del visor, que es donde la cámara enfoca, se recurre al bloqueo del enfoque, aplicando el siguiente procedimiento.

    Sitúe el objeto que desea enfocar (la fuente, en este ejemplo) en el centro del visor, presione el botón de bloqueo del enfoque y vuelva a encuadrar libremente, en la seguridad de que el enfoque ya no cambiará (porque está bloqueado) hasta que tome la fotografía. Naturalmente después de tomar la fotografía el bloqueo se libera para que la próxima fotografía no se vea afectada.

    En la mayoría de las cámaras, el bloqueo del enfoque se consigue presionando el botón de disparo pero sin hundirlo del todo, reajustando el encuadre y presionando hasta el fondo el botón de disparo, aunque tendrá que consultar el manual de su cámara para estar seguro.
    Añadiremos que la mayoría de las cámaras poseen varios puntos de enfoque repartidos por el visor y debidamente señalizados.

    En estos casos, la cámara tratará de enfocar en alguno de esos puntos y cuando lo consiga hará destellar el punto o los puntos donde ha enfocado para que usted pueda conocer qué elemento saldrá enfocado e intente un nuevo enfoque si no fuese de su agrado.

    Salvo mejor criterio, le recomendamos configurar su cámara (si es posible) para que sólo enfoque en el punto central del visor. Al hacerlo así, tendrá mayor control sobre la elección del punto de la escena que le interesa enfocar.

    Comprobar el enfoque en el visor
    Los usuarios de cámaras digitales cuentan con una gran ventaja respecto a los que poseen cámaras analógicas y es la de poder examinar la imagen segundos después de haberla tomado.

    Ni siquiera los amplios y detallados visores de las cámaras reflex nos permiten asegurarnos de que hemos conseguido el máximo enfoque posible y en las cámaras digitales no reflex, el problema se agudiza porque no muestran el detalle suficiente para evaluar el grado de enfoque conseguido.

    La única manera de comprobar la calidad del enfoque, más allá de toda duda, es examinar la fotografía, ya tomada, en el monitor de la cámara empleando al hacerlo el máximo nivel de zoom permitido. Este nivel se alcanza cuando la imagen deja de crecer aunque sigamos pulsando el botón de ampliación.

    Bastará, en la mayoría de los casos, con examinar los elementos más críticos de la imagen, que no suelen ser más de dos o tres. Por ejemplo, en un rostro, humano, sólo necesitamos comprobar la punta de la nariz y la oreja más lejana (o si no es un retrato frontal, el punto más cercano y más alejado respecto de la cámara) porque el resto de puntos están situados a distancias intermedias y, por tanto, presentarán enfoques intermedios.

    Si el enfoque no ha sido correcto, podemos repetir la fotografía, tomando las medidas correctoras oportunas, tantas veces como sea necesario hasta que lo consigamos.

    Tenga siempre presente, que la pequeña molestia de efectuar esta revisión, que no lleva más de 20 sgundos, compensa ampliamente el disgusto que nos ocasionaría comprobar, demasiado tarde, que una buena fotografía se ha malogrado por un leve desenfoque.

    Revisar el enfoque de las fotos, siempre que sea posible, es una práctica muy recomendable porque, además de concedernos una nueva oportunidad de repetir una fotografía fallida, acelera considerablemente la curva de aprendizaje al establecer un ciclo muy corto de error-corrección que no se produciría al comprobar, horas o días más tarde, que hemos incurrido en un desenfoque.

    Nuestra recomendación, por lo tanto, es que compruebe sistemáticamente la calidad de las imágenes que acaba de tomar en el monitor de la cámara y al mayor aumento de zoom.

    Para hacer la tarea más llevadera, omita la revisión de las tomas irrepetibles (un ave que pasó fugazmente ante nosotros), las fallidas (en el último momento alguien se cruzó o estornudó) y las que, por pura lógica, no pueden salir desenfocadas (un paisaje lejano bien iluminado).

    Algunos problemas de enfoque
    Aunque sólo la experiencia y la experimentación pueden ayudarle a conseguir buenos enfoques, incluiremos aquí algunos problemas de enfoque típicos y como afrontarlos:

    Fotografiar a través de una reja
    Usted se encuentra ante una celosía, las ramas de un árbol, una reja o una malla de alambre y desea enfocar lo que hay al otro lado. El problema que hay que superar es que el mecanismo de enfoque intentará enfocar el objeto más cercano.

    Para enfocar, coloque en el punto de enfoque del visor un elemento situado al otro lado de la reja que pueda verse a través de uno de los huecos del obstáculo interpuesto. Si consigue enfocarlo (la cámara la avisará de alguna forma), bloquee el enfoque, encuadre y dispare.
    Si este método no funciona, enfoque manualmente girando el anillo de enfoque y si los elementos a enfocar están muy alejados, ajuste el enfoque a infinito.

    Enfocar una imagen oscura
    En imágenes poco iluminadas, los sistemas de enfoque pasivo pueden fallar al no encontrar suficiente contraste. En tales casos, dirija la cámara hacia un punto de luz (tal vez una lámpara), bloquee el enfoque, vuelva a encuadrar y dispare.

    Si esto no funciona, enfoque a un objeto iluminado que esté situado a la misma distancia, aunque en otra dirección. Bloquee, encuadre de nuevo y dispare.

    En el caso de que no lo consiga, ajuste la distancia manualmente, calculándola aproximadamente.

    Si le resulta posible, examine la imagen ya capturada en el monitor de la cámara al máximo aumento y si aparece desenfocada, dispare haciendo pequeñas correcciones en la distancia y repitiendo la operación hasta conseguir un enfoque correcto.

    Enfocar superficies uniformes
    Las cámaras de enfoque pasivo tienen dificultades en enfocar superficies lisas como el cielo o una pared de color uniforme debido a que no pueden evaluar el contraste porque al no haber cambios bruscos de color o intensidad, el contraste no existe.

    En tales casos, trate de enfocar algún detalle como un cuadro, un interruptor de la luz o cualquier elemento que se distinga claramente y que esté a la misma distancia que los elementos planos que quiere enfocar. Cuando consiga enfoque, bloquee, encuadre de nuevo y dispare.

    Enfocar objetos muy cercanos
    Cuanto más cercanos estén los objetos a fotografiar, más estrecha será la profundidad de campo y más difícil será evitar que algunas partes de la escena aparezcan desenfocadas. En los casos en que sea necesario obtener una imagen enfocada en todos sus puntos, como por ejemplo, la de un insecto, trate de aplicar estos principios:

    -Busque el punto de vista que sitúe el conjunto de puntos a una distancia similar. Por ejemplo, fotografíe un saltamontes de costado en lugar de hacerlo en la dirección de la cabeza a la cola.

    -Enfoque al punto situado a 1/3 del punto más cercano y a 2/3 del más lejano para equilibrar el enfoque.

    -Cierre el diafragma todo lo que le permitan las circunstancias ambientales para conseguir mayor profundidad de campo. Para poderlo hacer, procure que el objeto esté bien iluminado, ya sea exponiéndolo a la luz directa del sol o iluminándolo con un flash o un foco potente. Otra opción a considerar es utilizar trípode, si el objeto no se mueve, y compensar la escasez de luz con una velocidad lenta. Como último recurso, seleccione una sensibilidad elevada, ponderando la incidencia negativa que el ruido puede tener sobre la calidad de la imagen.

    Después de tomar la fotografía, compruebe el enfoque conseguido en la pantalla de la cámara y si detecta algún problema, tome las medidas oportunas para corregirlo y repítala hasta quedar satisfecho con el resultado.

    Enfocar objetos muy separados entre sí
    Cuando queremos enfocar objetos que están situados a diferentes distancias de la cámara, tendremos que tomar medidas excepcionales.

    Para empezar, conviene advertir que la dificultad que supone esta diferencia de distancias es muy relativa. Si pretendemos enfocar dos puntos A y B cuya diferencia de distancias a la cámara es de, por ejemplo, un metro, la dificultad crecerá a medida que nos acercamos ya sea físicamente (caminando) u óptimamente (aumentando la distancia focal con el zoom).

    Por lo general, conviene enfocar siempre al objeto más cercano, que es el que muestra más detalle, aunque eso también depende de la relevancia que usted le de a cada objeto. El objeto más importante, siempre debe ser el que sirva de referencia para ajustar el enfoque.

    La regla de enfocar a 1/3 no funciona si, por ejemplo, el segundo objeto está cerca del infinito. Si este fuese el caso, enfoque al objeto más cercano y gire ligeramente el anillo de enfoque en la dirección del infinito, pero sin que llegue a notarse desenfoque en el visor.

    Naturalmente, deberá cerrar bastante el diafragma, y para conseguirlo, será bueno elegir una escena bien iluminada, o si esto no es posible, emplear trípode si no existe movimiento, o, alternativamente, incrementar el valor de la sensibilidad para poder cerrar el diafragma.

    Añadiremos que, una vez tomada la fotografía, deberá examinar en el visor de la cámara, al máximo aumento, el enfoque de los dos elementos extremos para comprobar y corregir si fuese del caso, el resultado conseguido.

    Desenfoque creativo
    Aunque la aspiración de un fotógrafo sea, la mayoría de las veces, obtener imágenes nítidas en su totalidad, el desenfoque puede convertirse en nuestro aliado si lo utilizamos con buen criterio.

    - Pero, ¿qué se entiende por buen criterio?

    El uso más frecuente del desenfoque se dirige a la obtención de fondos uniformes, carentes de detalles, que tengan la propiedad de no atraer la atención del observador.

    Ya hablamos en el primer capítulo de la importancia de conseguir imágenes basadas en un motivo nítido sobre un fondo sin detalles pero, a veces, conseguir un fondo uniforme resulta imposible. En tales casos, una posible solución puede consistir en desenfocar deliberadamente el fondo y convertirlo en una superficie de formas desenfocadas con transiciones suaves, perfecta para nuestros propósitos.

    Además, un fondo desenfocado obliga al observador a dirigir su mirada hacia el objeto enfocado, que debe ser, obviamente, el motivo. El cerebro humano es una máquina de procesar información y, por lo tanto, siente aversión hacia la uniformidad y detesta la borrosidad, que son las antitesis de la información, es decir, de las imágenes nítidas y ricas en detalles. Al desenfocar el fondo y mantener enfocado el motivo, estamos obligando al observador a que se fije en lo que a nosotros nos interesó y, de esta forma, conseguiremos que en su mente se reproduzcan los sentimientos y sensaciones que el motivo despertó en nosotros, en el momento en que lo elegimos para incluirlo en el encuadre.

    Ya hemos visto que enfocar puede ser una tarea ardua en algunos casos, y tal vez esa constatación nos haga suponer que desenfocar debe ser, por pura lógica, rematadamente fácil pero, al parecer, la vida sería muy aburrida si hubiese demasiadas cosas fáciles y, seguramente por eso, ni siquiera el desenfoque lo es. Veamos porqué.

    En primer lugar, hay que considerar que un ligero desenfoque malogra una buena fotografía, pero para conseguir un fondo lo suficiente desenfocado como para que sirva a nuestros propósitos, no basta con un ligero desenfoque, sino que se requiere un desenfoque brutal, capaz de eliminar todos los detalles o al menos hacernos irreconocibles.

    Si sólo conseguimos un fondo “un poco desenfocado” vamos a atraer la atención del observador, y no solo sobre los detalles del fondo, sino sobre el hecho de que no aparecen nítidos. La mayoría de los observadores pensarán, y tal vez con razón, que ese desenfoque es producto de nuestra ineptitud fotográfica antes que de un deliberado intento de desenfoque creativo.

    Los efectos especiales deben quedar suficientemente acentuados como para que nadie pueda dudar de que se trata de una consecuencia de nuestra voluntad creativa, y no de nuestra mediocridad, sobre todo cuando pueden pasar, como en el caso del desenfoque, por defectos o fallos.

    Así que, como norma general, tenemos que conseguir un superdesenfoque para que el principio del desenfoque creativo funcione.

    -Pero, ¿cómo conseguir superdesenfoques?

    Como siempre, no existen fórmulas mágicas, aunque si normas que ayudan a conseguirlo. La mayoría de ellas están orientadas a reducir la profundidad de campo y son las siguientes:

    - Utilizar focales largas.
    Ajuste la focal más larga de que disponga su cámara o que la circunstancias le permitan utilizar. Si como resultado de aplicar una focal larga la escena crece demasiado, aléjese físicamente para contrarrestar el acercamiento óptico.

    -Abra el diafragma.
    Los diafragmas cerrados proporcionan conos de luz estrechos y, por lo tanto, imágenes nítidas en un amplio rango de distancias. Al dilatar el diafragma ocurre lo contrario, así que abra el diafragma a su máxima abertura. Si dispone de un objetivo muy luminoso, es decir, con un diámetro muy amplio, le resultará más fácil conseguir fondos desenfocados puesto que la abertura máxima del objetivo es el límite que determina la máxima abertura del diafragma y, por consiguiente, la profundidad de campo y la intensidad del desenfoque.

    -Tenga en cuenta las distancias relativas.
    Para conseguir un motivo nítido sobre un fondo desenfocado, conviene estar muy cerca del motivo y muy lejos del fondo. La situación ideal se produciría cuando tuviésemos el motivo a la distancia mínima de enfoque y el fondo a la distancia del infinito. Pero como esto rara vez es posible, debemos buscar la posición relativa entre cámara, motivo y fondo que más se asemeje a esta situación ideal.

    - Comprobar la profundidad de campo
    Antes de disparar, conviene comprobar la profundidad de campo si no estamos utilizando el mayor diafragma disponible.

    Esto sólo es posible en las cámaras reflex y se hace apretando un botón especial que se encarga de cerrar el diafragma al valor ajustado. Pero esta afirmación requiere una explicación.

    Las cámaras reflex no cierran el diafragma cuando usted lo ajusta a un determinado valor, porque si lo hicieran entraría menos luz en el visor y la imagen se vería oscura y, por tanto, sería más difícil de evaluar. Para evitar esto, en el momento de disparar, es cuando el diafragma se cierra al diámetro ajustado, pero esta astuta técnica, impide evaluar la profundidad de campo en el visor al no corresponderse la apertura ajustada con la apertura actual, que es la máxima.

    Al apretar el botón de comprobación, la cámara cierra el diafragma al valor ajustado y, aunque la imagen aparezca más oscura en el visor, nos da más información sobre la autentica profundidad de campo que se va a aplicar en el momento crítico de tomar la fotografía.

    -Independientemente del grado de desenfoque que pueda conseguir para el fondo, resulta evidente que una masa vegetal tupida, requiere menos desenfoque que un grupo de postes recortados contra un cielo luminoso. Por lo tanto, si elige fondos de por sí carentes de interés y sin detalles sobresalientes, necesitará menos dosis de enfoque para obtener fondos adecuados.

    -Hay una excepción a la regla de desenfocar el fondo hasta hacerlo irreconocible. Si el fondo complementa al motivo, puede funcionar un desenfoque menos intenso, que permita identificar los elementos, aunque el detalle fino se haya disuelto. Por ejemplo, un mecánico sobre un fondo constituido por las herramientas que utiliza, un piloto contra su avión etc.
    En estos casos, incluso puede funcionar un fondo perfectamente enfocado, porque aquí habría que hablar de un fondo asociado íntimamente con el motivo, complementándolo más que quitándole protagonismo. No obstante en los supuestos de fondos complementarios, se sugiere que se le aplique al fondo alguna técnica que menoscabe su relevancia visual como, por ejemplo, mantenerlo en la sombra cuando el protagonista recibe la luz directa, elegir colores apagados o fríos (azules) en relación con el motivo que tendría colores vivos o cálidos (anaranjados), disponer los elementos del fondo de tal manera que no destaquen demasiado, etc. Habría que aplicar, en definitiva, las estrategias que los directores de cine siguen con los actores secundarios, evitando que brillen tanto como el protagonista, aunque manteniéndolos a la vista en un discreto segundo plano para que complementen y potencien la imagen del protagonista.


    Nota final: El esfuerzo que dedique a revisar las imágenes en el monitor de la cámara, inmediatamente después de haber tomado la fotografía, será su mejor inversión para conseguir imágenes siempre nítidas. Una vez más, el esfuerzo tiene su recompensa y la comodidad su castigo en forma de mediocridad.
    Los fotógrafos digitales más prometedores se identifican por el desgaste que ha sufrido los mandos de examen de la imagen en el monitor de su cámara, de la misma manera que los pistoleros del legendario Oeste con más posibilidades de llegar vivos a la jubilación se identificaban por el desgaste del guardamonte de sus pistolas.

  9. #33
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    Predeterminado

    Gracias Enrique por volver.

    ayer en la quedada de Sitges hablaba de ti, te echaba en falta.

  10. #34
    Invitado Guest

    Predeterminado Muy bueno (capítulo de uso de equipo? boton diafragma?)

    Hola,

    Quisiera alabar semejante trabajo y exposición, veo que mucho me queda por aprender, pero de lo poquito que se, quisiera sugerir (quizás ya se mencione en algun otro post pero como no los he podido leer todos) un capítulo sobre como sujetar la cámara dependiendo del objetivo o del objeto de la foto, parece obvio pero no es lo mismo sujetar la cámara con un 400mm. que con un 18mm. (como coger la cámar o el objetivo teniendo en cuenta el centro de gravedad, la respiración, la posición, ...) y quizás en algun punto falte alguna reseña gráfica para ahorrar texto (por ejemplo en los últimos párrafos se habla del botón de comprovación del diafragma pero habria que especificar en que condiciones funcionará y donde está ubicado, aunque se presupone el conocimiento del equipo, mejor ,,,). Por lo demás creo que se podria crear (como ya hay en otros) un apartado de distinción o recomendación de lectura para las mejores exposiciones, trabajos o posts del mes, de la semana o del año (o hasta que surja otro mejor), donde yo votaria por este.

    Saludos

  11. #35
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    125

    Predeterminado

    Enrike, quiero agradecerte el esfuerzo que estas realizando para los que como yo estamos empezando.Gracias.

  12. #36
    Fecha de Ingreso
    ago 2006
    Ubicación
    Madrid
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    222

    Predeterminado

    Aprovechando que el foro ha vuelto en sí, comentaré algunos puntos que pueden interesar a los participantes en este hilo y de paso agradezco vuestra participación.

    A El-Miguel agradecerle su entusiasmo e interés por el curso y sobre todo que lo exprese tan efusivamente. Y lo de acordarte de mí en Sitges, demasiado. Espero que algún día nos veamos en cuerpo mortal y tengamos una interesante charla.

    A Varbeti, animarlo y agradecerle que se haya prestado a hacer de "beta-tester". Espero leer tus comentarios más a menudo porque no se trata de dar opiniones "fundamentadas" sino de dar la opinión que te merece lo que lees desde tu nivel de conocimientos y de tu propia visión de las cosas. En ningún caso voy a criticar las críticas, porque no sólo estais juzgando los conceptos, sino la forma de redactarlos y si plantean dudas o desacuerdos, puede deberse a diversos motivos y son esos motivos los que me interesa conocer. Así que, dispara sin miedo que no van a rebotar las balas.

    A Pedro Luis García Müller agradecerle que se desplace hasta estas remotas tierras, aunque sea en espíritu digital, para expresar sus estimulantes comentarios.

    A Moises, gracias por los ánimos que me das y que voy a necesitar. A ver si te animas a mandar criticas.

    A lebrock también gracias, pero si no eres "entendido" mejor me lo pones para participar en las críticas, sugerencias y opiniones sobre el curso porque este curso es para no "entendidos".

    A Takumer ya le contesté y le agradezco su respuesta coherente y abierta.

    A Lord Vader, agradezco tu sugerencia pero he creído que al unir los problemas técnicos con las soluciones de retoque fotográfico se conseguía mayor sinergia y además resultaba más divertido el planteamiento de curar las heridas de la batalla en la misma jornada. Además pienso que son dos mundos totalmente diferentes el de Photoshop y el de la fotografía en lo que se refiere a los métodos, aunque comparten conceptos. En fin que sigue pareciéndome una buena idea este planteamiento y te agradecería que criticaras con energía cualquier problema de comprensión que encontraras en él.

    A er juanlu, también darle las gracias por la sugerencia, aunque te recuerdo (ver el primer post) que se trata de un texto en bruto, pensado para ser publicado en forma de libro y sacarlo de ese contexto no sería conveniente.

    A angelfab recomendarle que lea los post anteriores y tenga un poco de paciencia hasta que lleguemos al punto que el sugiere. Respecto a la reseña gráfica, llevas toda la razón pero no quiero perder más tiempo en incluir graficas e imágenes. En la versión definitiva, si es que llega a buen puerto, se incluirán toda suerte de esquemas, fotografías, ejemplos comentados, etc. De momento, agradecería que si tenéis alguna imagen que ilustre lo que se dice en el post, la incluyáis en vuestros comentarios. Le pongo un enlace a la imagen en mis post y queda más claro.
    Y por último agradecerte la sugerencia final, aunque peque de exageradamente generosa.

    A clebo, gracias por tus sinceras y amables palabras.

    Y, cómo no, mi más sincero agradecimiento a Pablo que debe estar en alguna parte en donde no existe Internet porque de otra forma ya habría disparado sus certeros dardos sobre la última entrega.
    Y, además, gracias a todos los invisibles visitantes que con su interés silencioso visitan el post sin decidirse a expresar sus críticas por un exceso de prudencia y amabilidad. Os animo a participar en la confianza de que vuestras criticas justas o injustas, acertadas o erróneas, serán bien recibidas y agradecidas.

    Saludos.

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