La relación que tendría que tener un fotógrafo con su cámara debería ser puramente práctica y sincera. Vamos, una simple herramienta para realizar un trabajo acorde a lo que un cliente espera recibir del profesional. Pero vivimos en un mundo consumista que parece empujarnos a gastar más y más cada año con cada lanzamiento de un nuevo modelo y que nos hace pensar que lo ya presente no es válido y parece que si no tienes lo último (no te subes al carro de las marcas) tu herramienta se verá anticuada.
Lo común en estos tiempos hubiera sido ir directo a por la Mark II, perooo realmente merece la pena respecto a esta versión?
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