Cae la tarde en la ciudad que fue el centro del mundo durante más de mil años. Ciudad de líderes políticos, militares y religiosos. Ciudad que respira historia, y que busca su descanso tras otro largo día de añorar su grandeza, refrescada por ese Tíber que canaliza su vida desde que nació, y que arrastra hoy memorias y recuerdos de un pasado que fue mucho mejor.