Bueno, bueno, vamos con otra aportación.
Ya sabéis que mis vacaciones han sido por la provincia de Soria. Sin embargo un día lo dedicamos a visitar otros lugares que, aun estando un poco más alejados y fuera de la provincia, no quisimos dejar escapar. Me refiero al monasterio de
Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos.
Quién no ha oído hablar de los famosos monjes de Silos y su Canto Gregoriano. Esa era una de las intenciones, tener la ocasión de escucharlos en directo y en su propio monasterio. La ocasión la pintan calva, como yo, pero no pudimos

. Resulta que íbamos camino de Burgos capital e hicimos escala en ese lugar. El problema es que llegamos a poco más de las 10 am y los famosos monjes cantan a las 14 horas. A pesar de hacer la visita guiada por el interior del monasterio, no vimos la manera de pasar el tiempo de una forma amena hasta las 2 de la tarde. Además, como veréis en las fotos, hacía un sol de rigor y ese pueblo no ofrece (o no supimos encontrar) muchos lugares de ocio y refresco.
Por si fuera poco, el monasterio nos dejó un poco fríos (a pesar del calor

) en el sentido que nos esperábamos algo más... más interesante, más grandioso... y no fue así. Por si era poco, las interminables limitaciones en la visita guiada no ayudaron lo más mínimo a disfrutar del lugar.
Una cadena rodeaba todo el claustro de manera que no se podía acceder al exterior. Todas las puertas de acceso al claustro estaban cerradas (salvo la que usamos para entrar, claro está) y era el guía quien abría con su llave para pasar a visitar la siguiente estancia que ellos consideraban "visible", todas en la planta baja. Además del claustro, te enseñan una antiquísima botica, muy bonita pero casi a oscuras y con 4 visitantes por metro cuadrado. Tras escuchar la charla del guía que, dicho sea de paso "es un plasta", abre la siguiente puerta y se entra en la biblioteca de la botica, sin descuidar cerrar la puerta anterior no sea que aprovechando que no hay nadie decidas ir y hacer una foto en ella. De nuevo encerrados en la siguiente sala pero con similar densidad de población, escuchamos nuevamente al plasta y, por fin, nos abre la última puerta que da a una especie de museo en el que, para variar, no se pueden hacer fotos. Patético, lamentable.
Ni que decir tiene que si te descolgabas del grupo no podías hacer el mismo recorrido y tocaba salir por la misma entrada sin haber visto la botica y la biblioteca. Digo esto por que uno ha podido visitar más de un monasterio y jamás me había encontrado con tanto secretismo y control desproporcionado.
En cualquier caso, aquí os muestro algo de lo muy poco que pude hacer. En esta primera foto se aprecia la cadena que rodea el patio interior y que impide incluso acercarse a las columnas:
La siguiente es muy interesante por que no son muchos los lugares que tienen columnas torsas. Este es uno de ellos y se agradece que no la tuvieran tapada, visto lo visto:
Este es el exterior del monasterio. A la derecha está la iglesia donde cantan los monjes. No hice ninguna foto en su interior por que me pareció un lugar de lo más sencillo, paredes muy desnudas tal vez buscando una acústica que les favorezca.
El día era perfecto para sentarse en esos bancos que se ven y esperar hasta la hora del canto:
Y esta es la puerta de salida de la parte de atrás del monasterio:
Esto es todo amigos.
Saludos.
Marcadores